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MoonByul

Sus ojos casi brillan en la oscuridad.

Descansamos de lado en mi cama, una frente a la otra, con las manos metidas bajo la mejilla. No podemos dormir, sin embargo, no he podido darle la ducha que quería. Al estar mis hermanos en casa, ella prefirió quedarse en mi habitación.

Se arrima y puedo sentir su aliento.

—Háblame de tu primera vez.

Me muevo, un poco incómoda.

—Fue en un coche.

El viejo Chevelle de mi difunto padre que Namjoon vendió un año después para ayudar a pagar mi primer año en Marymount.

La miro fijamente, tomando aire.

—El día anterior había pasado la feria y nos habíamos quedado toda la tarde en las atracciones —le digo—, riendo y comiendo comida basura y achicharrándonos al sol. —Todavía puedo sentir el caluroso plástico de los pegajosos asientos mientras mi mente se traslada al recuerdo—. Recuerdo que estaba muy sudada y con el cabello pegado a la espalda, pero nunca me había sentido tan viva. Era como si todo vibrara en mi piel. El viento en mi cabello, el mareo en mi cabeza, el cosquilleo en mi piel cuando me tocaba, el algodón de azúcar en su boca... Todo se intensificaba, y no me importaba el calor, porque estaba palpitando.

Alargo la mano y la deslizo entre sus piernas.

—Me palpitaba aquí —aclaro, empezando a sentir mi pulso de nuevo en la curva de ella a través de sus bragas—. Me agarró y me acostó en el asiento trasero del estacionamiento. —Me lamí los labios secos—. Era mediodía, el sol aún brillaba en lo alto. No... no me corrí. Estaba demasiado nerviosa, pero me gustó. Lo deseaba de nuevo. —Me río de mí misma, sonando amarga—. Pensé que estaba enamorada. Jesús.

Yongsun se queda en silencio, y yo lo agradezco. No quiero hablar de ello, pero siento que las lágrimas brotan a pesar de los años que han pasado y de que apenas recuerdo su apariencia.

Trago saliva.

—Aquella noche también se acostó con Jungkook.

La cabeza de Yongsun se mueve un poco, pero sigue sin decir nada.

—Resulta que sólo buscaba una forma de entrar por la puerta —murmuro, bajando los ojos y recordando ese trozo de dolor como si fuera ayer. Su atención fue una adicción instantánea, y durante un rato sentí que quería morir. Quería a otra persona. No pensaba en mí cada segundo como yo lo hacía con ella—. Nunca se enteró.

No es raro que ocurran cosas así.
Pensando ahora, recuerdo cómo las chicas se movían de una cama a otra en mi casa, usando a Taehyung para llegar a Yoongi o usando a Jin para llegar a Namjoon. Bahía Sanoa es una comunidad pequeña. No hay muchas mujeres con las que al menos uno de tus compañeros o hermanos no se haya acostado. Nunca me pareció nada más que normal. Hasta que fui la idiota a la que se la jugaron.

—¿Qué edad tenías? —pregunta Yongsun.

Mis ojos se estrechan, doloridos. Los cierro.

—Quince.

Las lágrimas se escapan y vuelvo la cabeza hacia la almohada para taparme la cara. ¿Por qué estoy llorando? Mi cuerpo tiembla, y no sé si me rio de lo ridícula que soy o intento ocultar un sollozo.

Vuelvo a girar la cara hacia ella.

—¿Por qué la gente cree que el sexo no significa nada para nosotros? —pregunto, pero no espero una respuesta—. Estaba sola, y me sentí bien al tener a alguien, pero el sexo no era todo lo que quería. No había tenido nada propio, y tal vez ella fue un escape para mí esa tarde, pero en horas pasé de sentir que por fin tenía algo que esperar, a sentirme como si fuera nada.

Six Venom [MoonSun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora