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Las manecillas de un reloj hacían eco en el lugar. Taehyung observo a Ji Eun dormir mientras rodeaba en un abrazo su delgado cuerpo, el cuál no habia dejado de temblar desde que la noche llegará.

¿O era de día?

La verdad era, que no lo sabía, pues desde que aquellos cubos habian invadido el país por lo que parecían semanas y no solo un par de dias, no solo la energia eléctrica, así como redes telefónicas habian cedido, si no que tanto el sol como la luna también habían desaparecido. Hacía frío, mucho frío. Por lo que ya no sabía si el temblor en sus cuerpos era por las bajas temperaturas extremas, o el miedo que la situación causaba.

—¡Por favor, no! —Decía entre gritos una voz fémina.

Taehyung solo esperaba que no se encontrara tan cerca como se escuchaba. Vio de nuevo el rostro de su prometida y suspiro de alivio al notar que aun permanecía dormida.
Había sido difícil lograr que concilara el sueño. Era bueno que hubiera colocado esos tapones para los oídos que ella había comprado para él días antes del desastre cuando se quejó del escándalo que hacían los vecinos en la noche.

Vecinos que ahora estaban muertos. Al igual que el 70% de la población coreana, según la última actualización que lograron plasmar en el periódico, antes de que la fábrica fuese destruida junto con los empleados del lugar.
Lugar que habian estado utilizando para ocultarse y descansar. Hasta hace unos momentos, cuando dejó de ser un lugar seguro para ambos.

—Ji, despierta. —Taehyung dijo, moviendola un poco con su mano una vez que los gritos desaparecieron.

Ella se removió entre sus brazos y luego abrió los ojos, los cuales lo vieron con pánico. O al menos eso fue lo que alcanzo a mirar Taehyung, con la escasa luz que emanaba de la linterna de bolsillo que había encontrado en casa antes de huir de ella. Linterna que no faltaba mucho para que ya no funcionara.

—Tae... No escucho nada. —Dijo ella, sus ojos comenzando a llenarse de lagrimas —. ¿Acaso he quedado sorda?

—No, no amor. —Taehyung se apresuró a decir, retirando los tapones de los oídos de su amada —. Son los tapones, ¿ves? —Dijo, mostrándolos —. Perdóname, no fue mi intención asustarte.

—Oh. —Dijo, aun sonando un poco aturdida —¿Ya es de mañana?

—No lo sé. —Respondió Taehyung, con honestidad en su tono de voz.

Ella guardo silencio por un largo momento antes de preguntar:

—Estamos en peligro, ¿cierto?

—Cariño...

—Bien. —Dijo ella soltando un sonoro suspiro —. ¿A dónde iremos ahora?

—No importa a donde vayamos. —Dijo Taehyung, ignorando el nudo en su garganta —. Mientras nos tengamos el uno al otro, ese será nuestro lugar seguro.

Ella asintió, aunque no del todo convencida, y con sumo cuidado y muy despacio para evitar emitir cualquier tipo de sonido, ambos se pusieron de pie.
Se vieron a los ojos y haciendo una señal de silencio ambos caminaron de puntitas a la salida de la fábrica.
Ji Eun tropezó y gritó un poco al ser el dolor punzante sobre su pierna y Taehyung cubrió su boca con su mano mientras susurraba sobre su oído palabras tranquilizantes.

Ella reprimió su dolor, e intentando no arrastrar su pierna avanzó junto a Taehyung.
Unos dos metros antes de llegar a la salida, se encontraron con ropa tirada en el piso, ropa de mujer.

Taehyung la juntó. Quizá seria de utilidad más adelante.

Ji Eun hizo una reverencia sobre la prenda, pidiendo por el alma de aquella chica que fue una víctima más, al ser desintegrada por esos "cubos". O al menos así es como Taehyung los había llamado. Esos seres del mal que asesinaban y destruían todo a su paso, dejando únicamente la ropa de sus víctimas.

—Vamos. —Susurró Taehyung tomando la mano de Ji Eun.

Ella la apretó en respuesta.

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