『𝑱𝒐𝒏 𝑺𝒏𝒐𝒘』ᵒᶰᵉ ˢʰᵒᵗˢ ⁺¹⁸

3-𝐓𝐡𝐞𝐲 𝐖𝐢𝐥𝐥 𝐒𝐮𝐟𝐟𝐢𝐜𝐞

Resumen: un momento placentero durante tu embarazo con tu marido

 Advertencias:smut, ilusiones al sexo,fingering, charla dulce, un poco sucio, embarazo, leve pregnancy kink

 autor original: https://www.tumblr.com/danytherelentless/729659365859164160/they-will-suffice

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El viento aúlla furioso en el exterior, hace sonar los postigos de las ventanas y silba por los resquicios que consigue colarse por las paredes creando un frío en el aire a pesar de las cálidas tuberías que hay entre los muros del castillo.

Te tumbas en la cama con tu marido, un momento tranquilo y reconfortante entre dos amantes. Disfrutas del resplandor de hacer el amor y te recuestas en sus fuertes brazos, que te rodean por delante y te acarician el vientre. 

Sus nudillos desnudos rozan donde tu hijo patalea. Un ritmo de yemas una y otra vez. 

"Parece que le hemos despertado", musitas, levantando la vista para verle. Su hermoso rostro está concentrado, con las cejas fruncidas. 

"Él", te corrige. 

Sueltas una carcajada: "¿Él? ¿Tan seguros estamos?

"Sí. Sueño con nuestro hijo en tus brazos. Con él jugando en el Bosque de Dios con Fantasma", te da un beso en la frente.

"Todo hombre desea un hijo. Pero los sueños no harán que a nuestro hijo le crezca una polla si no la posee ya", adviertes. No puedes evitar sentirte un poco nerviosa ante su seguridad de tener un hijo. ¿Qué pasaría si en su lugar naciera una hija? 

"No me decepcionaría una hijita, mi amor. Sólo sé que éste...", acaricia la parte inferior de tu vientre, donde se oye otro golpe, "es nuestro hijo". 

Tú tarareas en señal de reconocimiento, con una pequeña sonrisa curvando tu boca.

"¿Y cómo se llamará nuestro hijo?"

"Edric", responde al instante

Tus ojos se suavizan: "¿Por tu padre?"

"El pequeño Ned", sonríe ahora, una sonrisa pequeña, hermosa y tan rara. Se te hincha el corazón y se te llenan los ojos de lágrimas.

"Cuando tengamos una hija, le pondrás un nombre", te dice, como si fuera una certeza. 

"¿Y si sólo tenemos hijos? ¿O sólo este hijo?" 

"Entonces también podrás ponerles nombre. Tú eres la que hace todo el trabajo duro", te dice

"Supongo que tienes razón. Aunque tú sí que me cuidas", respondes con una sonrisa burlona.

"Ahora sí, ¿verdad?", te responde burlón, bajando una mano hasta tu .

"Mhm. Me siento bastante saciado en tu presencia"

"Cuidado, podría volverme insoportable con tanto halago", sus dientes rozan un lado de tu cara. Suspiras y vuelves a hundirte entre sus brazos

"No podemos tener eso ahora, ¿verdad?". 

Su mano se desliza entre tus muslos y tus rodillas se separan un poco más para permitirle un mejor acceso. 

"Sin embargo, esta noche no estoy del todo saciada", continúas, con un estremecimiento en el bajo vientre y ganas de apretar los muslos con fuerza. 

"No podemos tener eso ahora, ¿verdad? "

Sus dedos se deslizan entre tus pliegues, ya resbaladizos una vez más. Ya te había limpiado bastante bien después de vuestros anteriores encuentros amorosos, aunque parece que no sirvió de nada, ya que pronto volverías a estar hecha un desastre.

"No estoy seguro de tener tanta energía como tú", admitió mientras deslizaba un dedo enroscado dentro de ti, con el pulgar rodeando tu nódulo. Un gemido se escapó de tus labios mientras él se movía demasiado despacio.

"Bueno... tus dedos tendrán que bastar", dejas escapar otro gemido entrecortado mientras él recoge tu humedad y desliza un segundo dedo. 

"Hmm, tan húmedo. Tan caliente", sus labios se pegan a tu cara, sus dientes rozan la carne mientras te susurra dulces alabanzas al oído

Sus movimientos se aceleran y tus rodillas se abren. Su polla se ha endurecido un poco contra tu espalda, aunque no está a tope.

"No puedo creer que te tenga, tan perfecta, tan apretada, entre mis brazos", dice, arrastrando los labios por tu mandíbula mientras echas la cabeza hacia atrás, contra su hombro. 

Sus dedos se enroscan aún más, rozando ese punto blando de tu interior que hace que tus muslos se estremezcan y tus ojos se pongan en blanco mientras tus uñas se clavan en su carne. 

"Justo ahí", gimes sin aliento, "por favor". 

"¿Por favor qué? ¿Qué quieres?" 

"Quiero correrme. Por favor, haz que me corra", dejas escapar un gemido más fuerte. 

Sus movimientos se aceleran, "ven para mí, esposa. Acaba para mí". 

 Alcanzas el clímax, el tercero de la noche, con los dedos enroscados en la carne de sus muslos, un gemido agudo y entrecortado sale de tus labios, los ojos cerrados con fuerza y la boca formando una "o".

"Tan bonita", te acaricia los muslos y el vientre hinchado, "tan perfecta".

No oyes lo que dice a continuación mientras te arrulla en un plácido sueño, los aullidos del viento lejanos a tus oídos mientras su calor te envuelve por completo y te arrastra a las profundidades del descanso. 

 

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