Lee Eunhyuk fanfiction 1 y 2 temporada ✅️
Cuando los humanos se convierten en monstruos salvajes y siembran el terror, una joven estudiante de psicología tiene que luchar junto a sus vecinos para sobrevivir
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"La vida es una gran ironía y la más grande es que nosotros, las ironías, no estamos preparados para ello"
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Hay esos momentos en los que te ríes tan fuerte que te quedas sin aliento, se te hace difícil respirar y te empiezan a doler las mejillas de tanto sonreír también hay motivos para tal reacción, ya sea una vergüenza del pasado, una película de comedia, un programa de broma, una historia de vida o una broma y así era como Moon vería esa situación, si contactaba con ella hace horas
-Hola, sobreviviente Moon, entonces la gente se convertirá en monstruos gigantes y peligrosos, y rodeará todo tu país y tal vez el mundo ¿Lo crees?- Ella se reiría
Sí Han se reía de la estúpida idea, le preguntaba si quería ir a terapia, le recomendaba dormir bien por la noche, incluso si ella misma no dormía bien, pero sobre todo, sin duda, se reía
Cuando Sun le hablaba de la paranoia de los zombies apoderándose del mundo, es decir, cada vez que veía Resident Evil, o leía alguna teoría en Internet, en fin varias veces al año, Moon se reía mucho, llamando loca a su hermana y allí, escondida en un callejón a diez cuadras de su edificio, detrás de un enorme contenedor de basura, respirando exageradamente y nerviosamente, Moon supo que su hermana se reía, susurrando algo como "te lo dije"
La vida es una ironía no había solo uno de ellos, los ojos rápidos y entrenados de Moon vieron varios mientras giraba en innumerables calles peligrosas dejó caer su comida tan pronto como su cerebro gritó que corriera, sus pies la llevaron al azar y dolorosamente hacia el edificio
Pero para llegar allí, Han tendría que luchar por su vida, y sabía que sentía algo repugnante contra su mano, viscoso y pegajoso, sangre goteando de la enorme boca del monstruo que la perseguía y que la estaba mirando, y podría jurar que estaba sonriendo, sediento de matarla
Moon sostuvo la barra de hierro, que encontró un bloque antes, contra sus dedos fríos, apretando con fuerza el arma improvisada, fijando su vista en el objetivo con frialdad, sabiendo que tendría que lastimarlo para salir de allí con vida clavó la barra en el pie de la criatura, que gruñó de dolor, sin que a la mujer le importara, sacándola rápida y ágilmente, para apuntar a uno de los ojos de la cosa distraída
