CAPITULO 2

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Bueno, antes de comenzar el capitulo

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Bueno, antes de comenzar el capitulo. Quiero mostrarles como se vería nuestro querido Agust de 8 años. 

TRAVIX

Ya han pasado varios días de aquella noche. La maestra sigue viniendo a mí, es como un De javu de cuando tenia 8 años y me encontraba en aquel jodido orfanato, donde se profanaba mi inocente cuerpo y nadie hacia nada.

En aquel entonces, mi cuerpo no reaccionaba, pero ahora, es como si lo disfrutara y me odio por eso, no debo disfrutar que abusen de mí.

No debo disfrutar que esa mujer me toque o me pida que la toque.

Me odio por eso.

Porque, si, mi cuerpo responde tan bien a sus caricias.

Mi polla se pone dura cuando ella pasa sus manos por mi cuerpo, y me dan unas jodidas ganas de empalarla cuando me pide que chupe sus tetas o que me le coma el coño.

Aun no hemos ido mas allá, solo son toqueteos, no me besa y no me pide que la bese, pero si me deja profanar su cuerpo, deja que mis manos la recorrer y sus hábiles manos también hacen lo mismo.

No estoy seguro si esto solo lo hace conmigo o también abusa de otros chicos, igual me importa una mierda.

Detesto que mi cuerpo ansíe cada noche su llegada.

Tomo aire y llevo una cuchara de puré de patatas a mi boca. Desde que dejo que ella haga conmigo lo que quiere, me han estado alimentando mejor, duermo en una habitación para mi solo, no deja que otros niños me molesten y me ha comprado ropa y juguetes nuevos.

Estoy tan sumido en mis pensamientos que no me doy cuanta cuando alguien toma asiento delante de mí. Me encuentro en el salón comunal, donde nos reúnen a todos los niños para la hora del almuerzo.

-Mira a quien tenemos por aquí – Una voz rasposa hace que mi cuerpo se estremezca.

Alzo mi mirada y me encuentro con unos ojos negros como la noche, una sonrisa burlona, un cabello rubio y unos dientes torcidos.

Lenox.

El chico ha estado obsesionado conmigo desde que llegué a este maldito lugar. No me deja tranquilo, busca la manera de molestarme, y cuando no respondo a sus ataques se frustra tanto que me toma como saco de boxeo.

Mis ojos comienzan a barrer todo el lugar, hay varias mesas, con chicos sentados comiendo, de todas las edades, el lugar es lo mas lúgubre que haya visto, con paredes sin pintar, mesas de madera en mal estado, abanicos que cuelgan del techo.

No encuentro lo que busco.

Esto es un problema.

No soy violento.

Odio que la gente resuelva todo a golpes.

Pero no estoy en condición de ser un saco de boxeo hoy. Me duele todo el cuerpo de la ultima paliza que me dio, aun no se han sanado por completo los morados en mi rostro y las costillas rotas aun duelen como un demonio.

SECRETOS ( PROXIMAMENTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora