EXTRA AGUST

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AGUST

8 AÑOS

-¿Cómo te atreves a decirme que no le pasa nada? - La ira que denotaba el tono de mi padre era claro. Se paseaba desesperado por el despacho y sé con solo mirarlo que estaba a punto de meterle un tiro al doctor.

-Le hemos hecho todo tipo de pruebas. El psiquiatra también lo evaluó y.. – El medico me mira de arriba abajo, frunciendo los labios mientras sus ojos se centran en mi pecho - Los resultados de las pruebas neuropsicológicas y las evaluaciones conductuales son claros. El niño muestra una ausencia notable de empatía, un encanto superficial y una tendencia a manipular a los demás. El diagnóstico de psicopatía infantil fue confirmado por varios especialistas.

-¿Y me dices que no le pasa nada? – Grita mi padre.

Odiaba esas sesiones. El psicólogo me miraba como si fuera un bicho raro. Me hacía preguntas extrañas sobre lo que sentía cuando veía a un animal herido. Yo solo decía lo que pensaba que quería oír. Al final, me dijo que tenía algo llamado 'psicopatía'. No sabía lo que significaba, pero sonaba mal.

-En lo físico – Tartamudea el medico – Tiene un salud espectacular. Es bastante extraordinario, en realidad – Su mano sube para acariciar la barbilla.

Inclino la cabeza, le devuelvo la mirada, mis ojos se encuentran con los suyos y mantengo el contacto. Me satisfice ver como se inquieta y aparta la mirada rápidamente.

-Eso ya lo sabia – Escupe mi padre – Sé que mi hijo tiene eso. Pero me estas diciendo que es no le pasa nada mas allá de ese maldito diagnostico.

Lo veo señalarme con el dedo. No reacciono, la verdad es que muy poco me importa su opinión. Miro alrededor de la habitación, mis ojos se centran en un objeto de metal. Mentalmente, hago una estimación de tiempo y la cantidad de movimientos que me permitirán llegar hasta él.

-Te digo que le pasa – Dice mi padre, mi atención vuelve momentáneamente hacia él. Lo veo acercarse con cautela, pero intenta mantener una distancia prudente.

Puedo notar en su expresión y la forma en que su labio se curva ligeramente en la comisura cuando me mira.

Le doy asco.

Le aterro.

El hijo perfecto no salió tan perfecto.

¿Me importa? Claramente.

Pero desde que volví, no hace mas que llevarme a cuanto medico se le cruce por enfrente. He estado en mas hospitales que antes de irme.

No reacciono, no le doy el gusto de obtener mi atención. No se la merece. De repente me pone los dedos delante de la cara, chasqueándolo dos veces. Sin pestañar, vuelvo los ojos hacia él. Lo miro con curiosidad.

Las preguntas saltan a mi.

¿Cómo funcionará su cerebro?

¿Si le abro la cabeza podría hacer que hiciera lo que yo quisiera?

-¿Ves? Es un maldito demonio. Un desalmado, sea lo que sea que le hayan hecho... - No termina la frase. Le cuesta, lo sé.

El medico se apresura a asegurar a mi padre que estoy perfectamente sano y que se puede tratar mi trastorno mental. Que puedo vivir como alguien normal, si se me trata como se debe.

-Trastorno de mierda. Por lo menos antes hablaba un poco, ahora lo único que hace es mirarme como si quisiera diseccionarme – Exclama mi padre y comienza a pasearse los dedos por el cabello, desesperado de no poder tener todo bajo control.

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⏰ Última actualización: Aug 11 ⏰

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