Quien paga manda, literalmente en su caso. Jeon Jungkook es un hombre sin corazón. Park Jimin es un hombre sin nombre. No tienen nada en común, pero sus demonios internos, a primera vista, comienzan a enviarse ardientes saludos. Ambos casi no tienen...
- ¡Oh, te estábamos esperando! — Hoseok saluda felizmente tanto a Jimin como a Jungkook, quien lo sigue y cierra la puerta detrás de él. - Chicas, elijan música. — ¿Quieres algo más intenso e interesante? - sugiere Jimin de repente. Ha vuelto a su personaje. Sonríe tanto que quieres vender su alma de inmediato, sin dudarlo, y mira con tanta ternura e intimidad, como si estuviera dispuesto a estar a solas con todos y cada uno y aceptar cualquier cosa. Jungkook está alejado de él nuevamente, y cae en el sofá, finalmente arrancando la soga. Afloja los botones superiores y toma el agua. Ya no puede beber alcohol. En lugar de cerebro, tiene gelatina, temblando y temblando al ver los fuertes muslos y el cuello desnudo de Jimin. Jungkook se siente atravesado al darse cuenta de que sabe su verdadero nombre, pero el resto no. Y eso le levanta tanto el ánimo que incluso empieza a sonreír por primera vez esa noche. Todos están intrigados por la propuesta de Jimin. Jimin le pide a Hoseok que lo ayude a mover la mesa hacia la pared para hacer más espacio. Taehyung, tambaleándose, recoge botellas vacías del suelo y las coloca en el sofá. Las niñas no pueden quedarse quietas por curiosidad y anticipación: se ríen, saltan y aplauden. Jimin pide poner música más alegre y Hoseok acepta felizmente. La canción es elegida por la cumpleañera Aran, su canción de fiesta favorita, lo que hace que a Jungkook se le caigan los oídos. Todos estos sonidos bajos y electrónicos no son para él en absoluto, pero permanece en silencio. Sus miradas y las de Jimin se cruzan por un momento de eternidad: Jimin lo mira directamente, mueve la ceja de manera divertida y sonríe como una puta. Es un desafío. Como un impulso. Una muestra abierta de superioridad. Jungkook se acerca y se tensa, como un depredador que siente a otro depredador. Este Jimin no es tan simple.
Jungkook despierta la pasión de un cazador: descubrir las debilidades de su presa, arrinconarla y devorarla. Quiere hundir sus dientes en el cuello de Jimin y no soltarlo hasta dejar un chupetón sangriento: su marca. Quiere marcarlo como su caballo de pura sangre, para que todos sepan a quién pertenece. La mirada de Jungkook se oscurece. Jimin, bajando hábilmente las pestañas, se lame los labios deliberadamente lentamente. Y Jungkook abandona su cuerpo por completo. La música comienza a sonar, sacudiendo a todos. Jimin parece conocer esta pista, lo cual no es sorprendente. Esta canción ha estado en la primera línea de todas las listas durante el último mes. Jimin comienza a bailar. Decir que aquí están todos locos es no decir nada. Estás esperando tiras de plástico, porque pides un bailarín así, pero lo que no esperas de un stripper es que te ofrezca bailes ardientes con cambios bruscos de movimientos, balanceo de piernas, incorporando elementos gimnásticos y coreografías complejas: te mostrará un baile real, y no su apariencia erótica.
Antes de conocer a Jimin, Jungkook ni siquiera sabía que el cuerpo humano es capaz de hacer esto. Lo que está pasando le parece irreal. Y Jungkook se sorprende pensando que quiere tocar a Jimin, sólo para asegurarse de que sea real, una persona de carne y hueso, y no una criatura sobrenatural, porque entonces lo que hace con tanta audacia y sin esfuerzo, adoptando posturas inimaginables y fluyendo suavemente de una a otra, como un títere obediente en manos de un director de orquesta, deleita tanto como asusta. Jimin termina el baile; durante poco más de tres minutos, la música comienza a sonar. Jimin se inclina, apoya las manos en las rodillas y respira con dificultad, mojado y agotado por el ejercicio intenso. Jungkook ahora entiende lo que significa trabajar como un infierno. Hoseok se hace pedazos de alegría. Le da una palmadita a Jimin en la espalda mojada y, cuando lentamente se endereza, le estrecha la mano, admirándolo en voz alta a él y a su talento. Jungkook no tiene suficiente arma para dispararle a los dedos de Hoseok. Está en contra de que cualquiera toque a Jimin, incluso si no hay nada reprensible en este contacto. - ¡Fue genial! - Taehyung incluso se levanta - no es la primera vez - para darle una palmadita a Jimin.
Jimin se inclina como un artista concienzudo que se ha ganado los elogios y el amor del público. "Oppa, estoy listo para pedirte un autógrafo", casi llora Aran por un exceso de emociones e impresiones. - Déjame tu número. ¡Quiero verte bailar otra vez! - ¡Ey! — Taehyung podría estar indignado, pero está demasiado borracho y es amable. Aran se ríe y dice que estaba bromeando, pero sus ojos, devorando vivo a Jimin, dicen que no. Jungkook aprieta los dientes con tanta fuerza que se le forman nódulos en la cara. Haneul también colma de elogios con entusiasmo a Jimin, pero Jungkook no está celoso de ella por Jimin, sino de Jimin por toda esta atención que constantemente cae sobre él por todos lados. - Oppa, ¿quieres tomar una copa con nosotros? - sugiere Aran. — Podemos pedir más comida. Y soju. "Me encantaría, pero estoy en el trabajo", la rechaza Jimin con una sonrisa educada. Es relajado, suave y fluido, ni un solo parecido con la persona serena, dura y fría que Jungkook conoció en la calle. O este tipo tiene una doble personalidad o Jungkook tiene una violación de la percepción de la realidad. — Gracias por la invitación, se lo agradezco mucho. - ¡Oh, oppa, quédate con nosotros! - se queja Aran caprichosamente. - Pagaremos. ¿Sí, Jungkookie? - E inmediatamente mira expresivamente al patrocinador del programa. El patrocinador del programa está sombrío y silencioso. "Tengo un horario", Jimin se niega nuevamente cortésmente, pero está claro que se arrepiente sinceramente. - En otro momento, en algún lugar del futuro, de alguna manera, en otro momento, algún tiempo después. - Oh... - Las chicas están molestas. Jimin sonríe culpable y torpemente. "Oppa", Haneul se vuelve hacia Jungkook. - Págale por este baile. Fue increíblemente genial. Debemos agradecerle. - Yo pagaré, por supuesto, pero todavía tenía dinero en efectivo en el auto. — Jungkook se levanta. Siniestramente lento.
Jimin siente su estado de ánimo, lleno de sombría determinación, y visiblemente se tensa pero no tiene adónde ir. "Vamos", Jungkook le ordena con autoridad que lo siga. Jimin se despide de las chicas, estrechándoles la mano cortésmente e inclinándose; realiza el mismo ritual con Hoseok y Taehyung, pero el apretón de manos de regreso ya es seguro como un hombre. Jungkook espera pacientemente a Jimin en el pasillo. Jimin lo sigue sin resistirse.¿Quiere dinero? ¿O sigue trabajando las horas requeridas, cumpliendo los deseos de sus clientes? "No tardaremos", le dice Jungkook al administrador. Jimin saca sus chanclas de detrás del mostrador, se las pone y sigue a Jungkook por la entrada principal. Jungkook no se da vuelta para comprobar si Jimin lo sigue o no. Jungkook se acerca a su auto deportivo único en su tipo hecho a medida. El motor arranca, se encienden los faros y la puerta se levanta automáticamente.
Jungkook mete la mano en el bolsillo de su chaqueta que está en el asiento del pasajero (Haneul la usó para cubrirse, por alguna razón decidió que tenía frío) y saca su billetera del bolsillo. Cuando Jungkook se da vuelta, ve a Jimin congelado a medio camino. Una mirada al auto fue suficiente para formarse una imagen completa de Jungkook. Y ahora se pone de pie y lo mira aún más fijamente que en el patio trasero del bar. - ¿Quién eres? - pregunta Jimin tenso, viendo como Jungkook lentamente acorta la distancia entre ellos, caminando hacia él. Jimin instantáneamente pierde toda su cortesía. Jungkook todavía no ve el miedo en sus ojos. La forma en que cambió abruptamente de un estilo de comunicación formal a uno informal sugiere más bien lo contrario.
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