Capitulo 3: El Camino a Casa

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Ugh...

Mientras mastico la carne del stygimoloch, intento ignorar el sabor de la sangre y la sensación desagradable en mi boca. 

No quiero pensar en nada de eso, solo satisfacer mi hambre.

Frente a mí está el hermano que me ayudó a cazar. Su costado tiene una mancha de sangre y varias de sus plumas se cayeron.

Ahí fue donde el stygie lo golpeó. Por suerte no es una herida grave, pero dejará una cicatriz en el futuro.

Aunque no parece que a él le importe esa herida... Quiero decir, parece una aspiradora devorando la carne, sin mostrar el más mínimo disgusto.

Agito la cabeza y sigo comiendo hasta que otro de mis hermanos se acerca a la presa, probablemente es de los que no consiguió cazar a ningún stygie.

Bueno, no está mal ser un poco amable.

Le doy un lado para que coma también, éste me toma la acción y acerca su boca a la presa.

Sin embargo, cuando está a punto de probar un bocado, escucho un gruñido delante mío.

Levanto la cabeza para saber quien gruñó, y veo al hermano que me ayudó en la caza poniendo su pata encima del stygie y gruñéndole al nuevo.

Es obvio lo que está diciendo pese a que no le entienda: "Esta presa es mía, fuera"

El otro rex responde al gruñido con un intento de intimidación, tratando de hacer valer su derecho a comer. Aunque solo recibe otro gruñido en respuesta.

Mi mirada se desvía hacia el rex adulto, quien observa la escena sin mostrar ninguna intención de intervenir. Si no iba a hacer nada ¿Para que viene?

Me encantaría sacarle la lengua, pero existe la posibilidad que lo identifique como amenaza y se mueva para intimidar a un niño.

Dejándolo a él de lado, miro a los otros pequeños rexes y al parecer la escena se repite.

Tiene sentido en realidad. No hay mucha comida, pero sí hay muchos rexes.

Si ignoramos a los heridos o desmayados, que obviamente no comerán, todavía quedaban muchos más de lo que solo unos pocos stygies podrían saciar.

Y obviamente los cazadores no dejarían que los que no hicieron nada coman.

Solo un estúpido dejaría que alguien que no ayudó en nada coma su comida...

Y yo dejé que alguien lo hiciera...

Soy un imbécil ¿No?

Como me gustaría pegarme un golpe a mi mismo.

En el futuro, tengo que pensar mejor las cosas.

Por ahora, tengo que solucionar esto... ¡Y echar a este carroñero!

Con esa idea, sacudo mis plumas y pienso en alguna forma de intimidarlo para que se vaya.

Oh, sí, recuerdo haber escuchado que los animales le tienen miedo a lo que es más grande que ellos. Vamos con eso.

Me intento poner erguido, lo más posible que mi espalda me deja al menos, pongo la cabeza en alto mientras lo miro y entreabro la boca dejando ver mis dientes rojos manchados por la carne y sangre.

Dejo escapar un rugido lo más grave que puedo y camino hacia él lentamente.

En lugar de caminar normal, pongo fuerza en mis piernas y golpeo el suelo. Básicamente estoy golpeándome a mí mismo solo para intimidar y hacer sonar el suelo.

Y sí, de hecho duele un poco. Mis piernas se entumieron un poco cuando llegué frente a él.

El rex intruso retrocede instintivamente, sintiéndose amenazado, pero rápidamente recupera la compostura y gruñe también.

Un Dinosaurio con Sistema de EvoluciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora