Lee Mingyun es una joven atlética, gracias a que sus padres trabajaban en el ejército, la entrenaron desde muy joven
Justo cuando acaba de entrar al ejército como sus padres siempre habían deseado, murió a causa de intoxicación.
Fue una sorpresa cua...
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Lee Mingyun, decidida a sobrevivir y completar con éxito su misión en este extraño mundo, comenzó a reflexionar sobre el cuerpo que ahora habitaba. Aun tenia en mente tantas preguntas que necesitaban respuestas, pero el tiempo no era su aliado.
No podía perder ni un minuto.
Aun así, no pudo evitar que su curiosidad se desbordara.
Con una mezcla de inquietud y pragmatismo, se armó de valor y, mirando al vacío mientras caminaba, formuló la pregunta que llevaba rondando en su mente desde que despertó en este lugar:
— ¿Y cómo se llama este cuerpo? ¿Qué edad tiene? Esta chica no parece hacer mucho ejercicio, no está en forma... — murmuró mientras observaba sus propias manos, tan diferentes a las suyas, más delgadas y frágiles.
El sistema 0010980, que se había mantenido en silencio hasta ahora, pareció tomar un respiro. Después de una breve pausa, como si se hubiera cansado de su actitud inquisitiva, decidió que era hora de cerrar el grifo de las preguntas. El apocalipsis zombie se acercaba rápidamente, y no podían perder ni un segundo más. Cada respuesta que retrasaba solo les daba menos tiempo para prepararse.
— Te daré un pequeño resumen de ella — respondió el sistema, su voz desprovista de emociones. — Su nombre, al igual que el tuyo, es Lee Mingyun. Actualmente tiene quince años, pero dentro de dos meses cumplirá los dieciséis. Sus padres están de viaje por trabajo, así que se queda viviendo sola en su casa. Aunque, su amiga de su madre la visita cada mes para asegurarse de que está bien. Ella estudia en un colegio exclusivo para mujeres... —
La rubia que había estado expectante, asintió con la cabeza al escuchar la respuesta. Parecía que no tendría que lidiar con esa incómoda situación de encontrarse con los padres de la chica, esos dos extraños que probablemente ni siquiera conocía.
Afortunadamente, no tenía que preocuparse por ellos....por ahora.
Pero aún quedaba algo que la inquietaba, algo que sentía que podría ayudarla en este mundo que se desmoronaba rápidamente.
Volvió a hablar, pero esta vez con un tono más desafiante, como si la desesperación y el deseo de supervivencia ya comenzaran a hacer mella en su ser.
— Oye, sistema — dijo mientras se detenía en su camino y fruncía el ceño, dándose la vuelta como si estuviera hablando con alguien frente a ella — ¿Tienes algún "dedo dorado" o algo parecido para ayudarme en mi misión? —
la bolita rosada casi como si estuviera resignado a su impaciencia, respondió de inmediato, pero no sin un toque de sarcasmo.
— Ni siquiera ha comenzado el apocalipsis zombie y ya estás pidiendo ayuda con un "dedo dorado", ¿eh? Lo siento, pero eso va en contra de las reglas. No puedo ofrecerte los beneficios del sistema hasta que no encuentres, por lo menos, a uno de los objetivos que se te asignaron —
