único.

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No era un día especialmente bueno, eran las diez de la noche y Taehyung regresaba tarde a su hogar. No alcanzó a tomar el bus y el siguiente, que pasó 45 minutos más tarde, iba tan lleno que cuando llegó a su parada no pudo bajar, teniendo que hacerlo en la siguiente y viéndose obligado a caminar.

«Podría ser peor» pensó optimista «Al menos el clima está agradable»

Dio saltitos en su caminar mientras tarareaba bajito alguna canción de comercial, su voz interrumpió el silencio de la calle, de vez en cuando deteniéndose a tomar fotografías de las calles dormidas iluminadas suavemente por las farolas. Esperaba que su perro estuviera bien ante su demora.

«Tannie, bebé, ya voy llegando»

Faltaban tres calles más para llegar a su casa y disminuyó el volumen de su tarareo cuando sintió pasos sigilosos detrás suyo.

«¿Alguien más que vuelve tarde a su casa?»

No quería desconfiar, pero aún así se puso alerta ante cualquier movimiento extraño. Sin embargo, no duró mucho porque al cabo de algunos segundos sintió los pasos perderse en una esquina.

Suspiró un tanto aliviado, retomando su andar alegre y murmurando su canción favorita. Hizo un ruido de satisfacción al ver su calle, pero no esperaba que al doblar la esquina chocara con alguien.

—¡Lo siento! —exclamó arrepentido, inclinándose unas cuantas veces a modo de disculpa antes de seguir su camino sin escuchar respuesta por parte del desconocido.

Pero se giró cuando una mano envolvió su brazo, impidiendo su caminar. Al darse la vuelta vio a un chico de su misma altura, su cabello oscuro cubría parte de sus ojos, traía una sudadera con capucha igualmente oscura y una mascarilla que cubría la mitad inferior de su rostro.

—Uhm... ¿Ne-Necesitas algo? —preguntó extrañado.

—Se podría decir que sí —respondió el chico, su voz sonando suave y perfecta—. Necesito que me entregues todo lo que tienes. Ahora.

Taehyung tragó saliva, sopesando sus opciones de manera rápida mientras el chico lo miraba intensamente esperando que acatara luego su orden. El agarre en su brazo se apretó ante sus segundos de duda y pudo ver cómo la otra mano del chico parecía apretar algún objeto dentro de su bolsillo. Taehyung tragó saliva, sospechando de lo que él contrario traía escondido y, aún dentro de un debate mental entre golpearlo y salir huyendo o entregarle todo, sus miradas se encontraron y Taehyung pudo encontrar unos grandes ojos oscuros y brillantes, intensos y bonitos.

—¿Qué esperas? —presionó el chico frunciendo el ceño, dándole a su mirada un toque más salvaje—. Entrégame tu celular y todo lo que tengas.

Sin embargo, el pelirrojo lo miró en silencio, pareciendo ponerle nervioso.

—Tú no necesitas mi celular —contestó finalmente, lleno de repentina confianza—. Lo que tú necesitas es un abrazo.

Y seguidamente envolvió sus brazos alrededor del chico, importándole poco que podría matarlo ahí mismo si quisiese, y debido al fuerte agarre podía sentir el golpeteo acelerado de su corazón contra su pecho.

No sabía de dónde salió ese impulso tan infantil, sin embargo, el chico petrificado bajo sus brazos no sabía cómo reaccionar, se esperaba gritos y golpes, mas no un abrazo

¿Acaso estaba loco? ¡Lo estaba asaltando!

No fue hasta cuando el ladrido de un perro se escuchó a lo lejos que el pelinegro reaccionó, y alejando la brumosa confusión que el lindo pelirrojo había causado en él, se quitó de encima los brazos que lo envolvían, tropezando un poco cuando comenzó a correr hasta perderse en la siguiente esquina.

Taehyung salió de su trance, dándose cuenta de lo que había hecho, trató de ignorar con fuerza sus mejillas rojas, y a su corazón que no dejaba de latir con locura dentro de su pecho después de que durante la huida del asaltante, la mascarilla que cubría su rostro se hubiera deslizado por unos segundos dejando ver fugazmente el demasiado apuesto rostro del chico.

—¿Es en serio, Taehyung? ¡Casi te matan! —chilló a sí mismo al borde de la histeria.

Recogiendo sus pedazos rotos de dignidad y evitando un colapso mental en medio de la calle, Taehyung tomó una fuerte respiración, alisó su chaqueta y continuó rápidamente su camino llegando por fin a su casa, saludando a su pequeño perro y dándole de comer.

El encuentro reciente había causado un nudo en su estómago, luego de que toda la adrenalina de la experiencia bajará, por lo que decidió ir a dormir directamente después de darse una ducha rápida y preparando sus cosas para el día siguiente. Cuando finalmente se deslizó bajo las sabanas, con su perro al lado, intentó conciliar el sueño, fallando cuando aquellos ojos oscuros se colaron en su mente, causando un extraño sentimiento en su pecho que no lograba entender por completo, y aquellos ojos que ahora invaden su mente y lograron mover su mundo como hace tiempo no sucedía.

«Que locura, finalmente me volví loco»

Y cayó dormido después de una breve discusión consigo mismo. Sin esperarse que tal vez, sólo tal vez, volvería a tropezar con cierto pelinegro que pondrá, finalmente, su mundo de cabeza.

Pero esa es historia para otro momento.

sincronicidad | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora