Retrocediendo en el tiempo les contare la historia de Bonnie y Clyde, sus aventuras y sus tragedias en su búsqueda de encontrar la felicidad. ¿Listos? ¡Vamos allá!
--¿Por qué seguimos juntos?--preguntó el mayor de los dos.
El menor, recargado contra la pared del otro lado de la habitación lo miró fijamente. Sonriéndolo levemente sin apartar su mirada, le susurró:
--Porque nos amamos.
El mayor no impidió que sus lágrimas se deslizaran por su rostro fruncido con pesar. Le asintió lentamente, saboreando su contestación y observándolo con atención. Él se encogió de hombros antes de dar un paso titubeante, luego otro y otro y uno más hasta detenerse.
Esto estaba tan mal. Todo era tan jodido ¡Todo! Él tenía claro que lo mejor para su hermoso bebé era alejarse de él porque no merecía vivir esta vida miserable que llevaba él. Su dulce bebé no merecía andar por las calles con miedo y cuidándose hasta del aire que respiraba. Con paranoia de cada persona desconocida que se acercaba a él temiendo que le sacara un arma con la única intención de dañar a su bebé para dañarlo a él. ¡Su bebé no lo merecía! ¡Su bebé no le debía nada! Aun estaba a tiempo de salvarse él.
Era una agonía día a día verlo reír y besarlo y al abrazarlo y al verlo dormir en sus brazos. Saber que debía dejarlo ir y no querer ni poder hacerlo. Y es que aunque lo intentara realmente ¿Qué cambiaría? ¡Sí el menos tampoco quería marcharse de su vida!
Y él que le había prometido darle un presente hermoso y estable. Días llenos de felicidad. Momentos llenos de diversión. Darle la luna y bajarle las estrellas cada noche. Borrar ese amargo momento en aquella noche helada siendo niños, sosteniéndolo en sus brazos y calmando su llanto él le prometió darle todo y más para no volver a verlo llorar y sufrir. Entonces ¿en dónde había perdido su objetivo? ¿Cuándo quedaron sólo en promesas? Porque lo único que hacía era darle todo lo contrario día a día. No entendía cómo habían llegado a esto. Como sus sueños se habían visto aplastados por los pasos en falso que fueron dando pensando que en alguno de ellos encontrarían la salvación, que sería el bueno. No lograba comprender como era tan fácil destruir una hermosa vida que él tanto anhelaba darle al menor.
--Porque somos buenos... Porqué fue en defensa propia.. Dios lo entenderá... Él no nos juzgara--Eran las dulces palabras de su bebé.
Pero Hyukjae sabía que eso era mentira. Que Dios no los entendía. Es más, que desde que nacieron Dios los había abandonado. Porque si no era así como explicaban que él y su pequeño que tenían tantos sueños por cumplir terminaron así. ¡Dios estaba castigándolos! Pero su pequeño, su dulzura, su pedacito de felicidad, su luz entre la oscuridad no merecía seguir viviendo de esta manera. No podía seguir con él. Su bebé merecía ser feliz aunque no fuera a su lado.
--Lo siento--escucha entre sus pensamientos autodestructivos--Lo siento--Donghae repitió débilmente, agachando la cabeza y temblando.
Hyukjae parpadeó para volver a su realidad. La que tanto odiaba y amaba. Era tan dañino para él y para su bebé seguir aferrándose a una vida juntos, a cumplir sus promesas.
<<--Y qué importa si un día no comemos. Si una noche tenemos que dormir en la calle. Si tengo que coquetear para ser una distracción mientras tú les robas. Y qué si peleamos, si nos golpeamos... Si hay días que el odio entre nosotros es más grande que el amor... Estar contigo, Hyukjae, poder abrazarte, que puedas besarme, que me cantes al oído, que miremos las estrellas recostados sobre el césped y abrazados para brindarnos calor en la noche helada, es todo lo que yo quiero, lo que yo necesito. De todas las promesas que me hiciste, que te hice....Estar juntos por siempre... Esa es la que más me importa. Por la que luchare contra uñas y dientes para proteger. Contra todo pronostico. Incluso con la muerte si es necesario. Tú, solo tú a mi lado es mi felicidad. Es todo lo que necesito.>>
Eran las palabras llenas de amor de su pequeño, llenas de seguridad y devoción cuando su debilidad ganaba y se atrevía a gritarle que ya no más de ellos. Cuando tanto dolor en un llanto amargo le gritaba <<¡Te dejo libre, lárgate, apártate de mí... Huye de mí!>> Y Donghae simplemente negaba en silencio y corría a abrazarlo y a recordarle cuanto lo amaba y cuanto lo necesitaba a pesar de que él le fallara una tras otra.
Se había convertido en una adicción. En una necesidad. Juntos eran como la droga más adictiva en su mundo, la que los mantenía de pie en esta jodida cosa llamada vida. Que importa cuánto se gritaran. Las veces que los celos los dominaban y terminaban molidos a los golpes. O las veces que su bebé lo encontraba en la cama con alguien más. Si al final terminarían así... aquí... En esta pequeña y sucia habitación recordándose que a pesar de todo se amaban. Que importaba que su corazón se estrujara al ver esa mirada aniñada llena de culpa, de odio, de remordimiento, de miedo y de amor. Si terminaría limpiándose sus lágrimas para correr a arropar en sus brazos a su pequeño y susurrarle que todo estaría bien. Asegurarle que él no tenía la culpa de que acabaran así, de que él acabara así.
--Lo siento--le golpeo la voz llorosa de él contra su pecho.
Hyukjae negó al abrazarlo con mucha fuerza--No hay nada porque pedirme perdón, mi pequeño amor--susurró dulcemente, besándole su despeinado cabello.
Aunque en el fondo él sabía que sí había mucho, nada y poco. Que por mucho que intentara negarlo, Lee Donghae era el culpable de todo.
ESTÁS LEYENDO
Lo Siento...
FanfictionAmarlo dolía... Dolía muchísimo--pensó él en silenció, con una solitaria lagrima derramando por su cien, gritando su dolor. --¡Lo Siento!--quiso gritar. Pero lo único que alcanzó a hacer fue arrastrarse por el piso, estirar su mano para alcanzar la...