<Capítulo 3: El regreso del fundador>

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Tras finalizar el show, en la noche los miembros de Fazbear Entertainment decidieron hablar con el animatrónico. Dirigiéndose al escenario.

Springtrap notaría que alguien más estaba con ellos, en las sombras. Decidiendo, por curiosidad, saber para que venían aquellos hombres.

-Hola señor.- Dijo cordialmente, uno de los empleados.

El animatrónico saludo alzando la mano, cosa que molesto al otro empleado.

-Ya basta de estupideces, sabemos que nos puedes dar información.- Dijo de manera poco profesional yendo al grano.

El animatrónico estaba molesto, por dicha acción. No obstante decidió no acabar con su vida, pues tenía curiosidad.

-Lamento el comportamiento de mi compañero, es nuevo por la zona.- Dijo irritado de su compañero.

-Escuche bien, nosotros vamos a hacer tres preguntas.- Contesto autoritariamente.

El animatrónico asintió con la cabeza, mientras se podía sentir un aura asesina que acechaba todo el local.

-Yo empiezo.- Contesto algo asustado. -¿Usted antes trabajaba para la empresa?.-

El animatrónico asintió nuevamente, mientras observaba un punto fijo.

Esto evidentemente molesto al otro empleado, pero siguió.

-No serás útil si te distraes- Dijo frustrado. -Esperamos que está vez contestes-

El animatrónico irritado lo observaria fijamente, cosa que finalmente asustó al empleado.

-Okey, seguiré nuevamente.- Dijo nervioso. -¿Quién es usted?-

El animatrónico pareció sonreir, a los ojos de ambos empleados, y simplemente se digno a hablar.

-Yo soy su fundador.- Contesto con una voz aterradora.

Ambos estaban asustados y confundidos, era imposible para ellos está información.

-¿Estas jodiendo verdad?- Dijo alterado. Y gastando así la última pregunta.

El animatrónico lo miró y camino hacia aquel sujeto grosero.

Este se arrepintió, profundamente, de sus acciones. Y antes de morir escucharía algo que lo hizo correr.

-NO.- Contesto, poniendo nerviosos a ambos. -Pero, tú osadía, te jugó una mala pasada.-

-Mi querido empleado.-

...

El empleado grosero estaba corriendo desesperado, pero en un parpadeo, la criatura lo atrapó. Doblo su cuello y lo dejó tirado en el piso como basura.

El empleado que había sido cordial, en todo momento, se le permitió vivir, ese día.

-Gastaron sus tres preguntas, pero, te dejare hacer una.- Dijo de manera autoritaria y sospechosa.

El hombre estaba asustado, pero le dió las gracias y continuó.

-Usted... ¿A usted le gustaría trabajar mano a mano con la empresa?.- Decía algo nervioso y de manera respetuosa.

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