Capítulo 2. Maneras y formas de comunicación.

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Entendimiento de Luffy


[Sucesos entre 9 y 11 años de los protagonistas]

[Edad de Luffy y Nami: 9 años]




El pelinegro miraba de reojo a la niña de cabello naranja que solo leía unos papeles en la hora de recreo y, además, completamente sola, aunque bueno, desde que la conoció, siempre fue así. Lo cierto era que el niño era un tornado andante, de aquí y allá y demasiado social, siendo o amado u odiado, pero a fin de cuentas, resultaba solo ser un niño imperativo que quería escribir muchas cosas que llegaban a ser travesías aventureras.

El muchacho prefería mil veces estar con Sabo y Ace ya que, como convivían desde bebés, sabían cómo llevarse entre ellos y Luffy no podía negar que eran sus mejores amigos.

Lo nuevo empezó cuando su madre Dadan vino a la casa con una señora acompañada de una niña que, según la vieja, era de su edad. Realmente para los hermanos, no fue la gran cosa, de hecho ignoraron la presencia diminuta de la niña de cabello cobrizo y fueron recibidos exactamente igual que ella, ni siquiera observandolos de reojo.

Ace y Sabo tenían la misma edad, siendo mayores que Luffy por dos años, a pesar de eso, no excluían a su hermano menor por esa diminuta diferencia, si no que, incluso, lo hacían participe de varias cosas, como conocer a sus amigos de salón; sin embargo, Dadan quería ver al pequeño socializar con alguien de su edad, es decir, una amistad verdadera y no de segundos como hacía en el recreo, así que al enterarse que su vecina tenía una hija que la misma edad que el mocoso, no dudó en presentarla.

Pues Dadan falló en todo.

La niña era... demasiado diferente a Luffy.

Bellmere le mencionó que Nami era una niña especial, o al menos ella así lo percibía. Dadan no dudó en sus palabras, pues la primera impresión que le dio fue esa, pues al visitarla en su casa, ella saludó de manera cortés por su presencia y le ofreció café. Era muy diferente a sus tres hijos definitivamente, ellos eran para nada hospitalarios, ni siquiera saludaban a menos que le interesara esa persona; eso hacía Luffy sin dudarlo.

El pelinegro le divertía muchas cosas, pero causalmente todo lo que veía hacer de reojo a la niña, le parecía lo más aburrido del mundo mundialmente en su cabeza. Una vez intentó copiar a Nami y agarró cualquier papel que resultó ser periódico viejo, entonces se preguntó: "¿A quién le importa si se cae la moneda?" Le gritó a Dadan que era una vieja aburrida y le devolvió su periódico, cabe mencionar que su mamá no le aguantó darle un manotazo por su atrevimiento. A partir de ese momento, creía que la pelinaranja leía solo periódicos. No intentó más repetir sus acciones, aburrida, Nami era una aburrida, prefería a sus hermanos.

— No me mires así, eres un niño, debes desarrollarte bien mocoso imprudente.

— Un gran pedazo de carne me hará crecer rápido y fuerte, Dadan — mostró una expresión enojada a la vez que miraba los platos de sus hermanos. — ¡Ace y Sabo no tienen verduras!

— ¡Porque ya se lo comieron! — espetó en voz alta. — Come o no saldrás a jugar con tus hermanos, Luffy. Ya tienes nueve años, comer brócoli no te hará vomitar.

— Hmmp. — volteó su rostro y cruzó sus brazos, indignado por la terquedes de Dadan.

— Debes aprender de tus hermanos, ellos aceptan sus verduras sin quejarse — de hecho Ace y Sabo escondieron las verduras de su plato al que su mamá regresaba por el plato de Luffy — Es más, deberías de aprender de Nami tambien, ella es una buena niña.

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⏰ Última actualización: Apr 14 ⏰

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