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Los rayos de solo que lograban colarse dentro hicieron despertar a Hyunjin

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Los rayos de solo que lograban colarse dentro hicieron despertar a Hyunjin. Se sorprendió un cuando se dio cuenta de la forma en la había dormido.

Jeongin estaba literalmente encima suya. Sin exagerar.

Su cabeza reposaba en el pecho del alto, mientras que el resto del cuerpo se encontraba estirado encima del cuerpo ajeno, no tocaba ni un solo trozo del duro suelo.

Increíble. Pensó Hyunjin con ironía.

Se inclinó hacia delante a la par que agarraba el cuerpo del menor para dejarlo a un lado. Se sorprendió al ver que este no si quiera se inmutó por todo el movimiento.

Será de sueño pesado. Le restó importancia.

Se levantó estirando su cuerpo, sintiendo los dolores que le había causado dormir en aquella posición. Bajó su mirada al notar un constante movimiento, provocado por la cola inquieta de un Copito muy feliz. Se agachó para poder acariciar su suave pelaje.

— Buenos días — susurró bajito hacia el lobo.

— Buenos días — le contestó una voz ronca, girándose a ver a un recién levantado Jeongin.

— No te lo decía a ti — dijo secamente volviendo su mirada al animal, quien claramente le estaba pidiendo comida.

— Ahg, que humor mañanero tienes — logró escuchar a un molesto pelinegro. Simplemente sonrió divertido ante aquello.

Se encaminó hacia la gran mochila, sacando de ella dos sándwiches que hicieron previamente el día anterior. Se acercó a Yang, quien frotaba sus ojos. Le extendió uno de los sándwiches, siendo aceptado al instante.

— Come rápido, tenemos que salir lo antes posible — habló recibiendo a cambio un asentimiento por parte del pelinegro.

Tardaron aproximadamente unos diez minutos terminaron de comer, por lo que al acabar recogieron sus cosas y salieron de la cueva

Tardaron aproximadamente unos diez minutos terminaron de comer, por lo que al acabar recogieron sus cosas y salieron de la cueva

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— Agh, me duele todo el cuerpo — se quejó el mayor andando entre la nieve.

— Ayer te dije que teníamos que haber descansado más rato — reclamó resentidamente Jeongin recordándole la larga caminata de ayer con una parada de apenas cinco minutos.

El rey de Hielo - Hyunin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora