SILVIAAbro los ojos lentamente, cuando lo hago, visualizo en dónde me encuentro.
Era una habitación minimalista. Tenía las paredes negras, los muebles de color blanco y negro, una tele enorme y una puerta que conducía al baño en el que había estado antes...
Mierda
Me intento levantar de la cama en la que me encontraba pero se hace difícil cuando tengo las manos y los tobillos atados.
—Que coño— digo asustada.
Escucho el sonido de la puerta abrirse y miro bruscamente para ver quien era, y veo al dueño de esta habitación.
—Luis...— digo y mi respuesta aumenta la velocidad de mis latidos.
—Silvia...— dice acercándose a mi, yo me muevo como puedo y llego a la esquina de la cama que choca con la pared dejándome acorralada. Él se sienta en la cama y me mira— no sabes lo mucho que te he echado de menos...— dice mirándome el cuerpo y se muerde el labio inferior.
—Porqué estoy aquí— digo seria.
—¿Cómo te lo pasaste en Roma?— pregunta evitando la mía.
—¿Cómo sabes que estuve en Roma?— pregunto.
—Ay Silvia—niega con la cabeza riendo— ¿no me conoces?— dice con una sonrisa maliciosa.
—¿Tú eras el de la discoteca, verdad?.
—Punto para la rubita— dice y se levanta de la cama dándome la espalda.
Rubita, así me llama Hector
—¿Porqué te molestaste en ir a Roma solo para chocar conmigo?.
—No tengo porqué decírtelo— dice dándose la vuelta.
—¿Y por qué coño estoy aquí?— formulo otra vez la pregunta.
—La visita que hiciste a nuestra casa para recoger las cosas...— empieza a hablar— no me gustó nada— dice serio mirándome y trago saliva.
—Es que ya no quería seguir allí y mucho menos después de lo que me hiciste— explico seria y el se sienta antes de responder:
—Pero tu sabes que soy impulsivo y que a veces no controlo.... mi fuerza— me intenta poner una mano en la mejilla pero aparto la cara y el la quita.
—Quiero volver a casa— digo de una vez.
—Ya estás en tu casa, ¿o no te acuerdas de todo el tiempo que has vivido aquí?— yo me quedo callada— ¿ya no te acuerdas de todo lo que e hecho por ti?, dejarte quedarte en mi casa, comprarte caprichos, mantenerte— dice mirándome fijamente—¿y tú que me has dado a cambio?— me pregunta.
Sigo sin responder.
—Me lo vas a pagar todo, todo lo qué hecho por ti.
—No tengo tanto dinero— digo.
—¿Quién hablaba de dinero?— su mirada baja y recorre mi cuerpo con deseo— te he echado mucho de menos, Silvia— dice, mueve su mano y la coloca en mi brazo. Me da suaves caricias mientras la sube hasta apoyarla en mi mejilla.
—No me toques— digo y muevo la cabeza a un lado para que quite su mano, pero no lo hace.
Me coge del mentón con fuerza y me obliga a que le mire. Tenía los ojos fijados en mi y me suelta el mentón para ahora agarrar mis manos.
Forcejeo para que no me toque pero eran inevitable, me agarra con fuerza y me tumba en la cama.
Me desata los pies y se coloca entre mis piernas y avanza lentamente hasta que su cara queda a centímetros de la mía.
No me lo pienso dos veces y le escupo en la cara y cuando está distraído le pego un rodillazo en el costado provocando que se queje del dolor y se caiga de la cama.
Me levanto como puedo y empiezo a correr hacia la puerta, cuando llego, giro el pomo pero esta estaba cerrada.
—Mierda— maldigo. Miro a Luis quien estaba reincorporándose del suelo y corro hacia la ventana mas cercana.
Pero antes de poder intentar abrirla me agarra del pelo con fuerza haciendo que mi cuerpo caiga hacia atrás.
Intento quitarme su agarre de mi pelo pero no podía con las manos atadas.
—¡Suéltame joder!— grito.
Me vuelve a tirar a la cama con fuerza y se coloca de nuevo entre mis piernas, me agarra con una mano las manos y las coloca arriba de mi cabeza.
—No deberías de haber hecho eso rubita— se acerca a mis labios— ahora tendré que castigarte...— dice y funde sus labios con los míos, el me besa pero yo no se lo correspondo, giro la cara para que me deje y él empieza a besar mi cuello.
—¡Para!— pido.
El me hacia caso nulo y continuaba con sus besos y yo cada vez sentía mas miedo.
Su mano libre viaja por mi pantalón y empieza a abrir la cremallera, una vez quitada introduce su mano y posiciona sus dedos en la tela de mi tanga.
—¡Déjame en paz, joder!— cruzo las piernas para que no pueda mover la mano dentro de mi pantalón y me mira enfadado.
—Descruza las piernas— me ordena.
—No— digo, con miedo, pero saco valor para decírselo. No quiero que haga lo que va hacer.
—¡Que las descruces, joder!— dice y me aprieta mas el agarre de mis manos y giro la cara por su cercanía.
Las lagrimas caían sobre mis mejillas y el corazón me latía a gran velocidad, pero no por la excitación, sino por el pánico.
Creía que venía lo peor, hasta que noto que me suelta las manos y se va levantando de encima mío.
Le sigo con la mirada confusa pero aliviada al mismo tiempo y abre el primer cajón de su mesita de noche, saca del que saca unas esposas y se acerca a mi para atarme al cabecero de la cama.
—Si no es hoy, ya vendré mañana, y al día siguiente y al siguiente— hace una pausa— pero mañana no seré tam considerado como hoy.
Trago saliva y se aleja de mi caminando hacia la puerta, saca una llave de su bolsillo y la abre.
Tengo que conseguir esa llave sea como sea
Cierra la puerta de un portazo y me apoyo en la pared, y lloro, lloro como nunca antes había llorado por miedo de lo que mi ex novio podría hacerme.
![](https://img.wattpad.com/cover/357948706-288-k645152.jpg)
ESTÁS LEYENDO
𝙲𝙾𝚂𝙰 𝙳𝙴𝙻 𝙳𝙴𝚂𝚃𝙸𝙽𝙾 || 𝐇𝐞𝐜𝐭𝐨𝐫 𝐅𝐨𝐫𝐭
FanficSilvia es una joven arbitra a la que, lamentablemente, le toca arbitrar en el partido del Barça VS Atlético Madrid. Digo Lamentablemente porque a la pobre chica le llueven los insulto de los aficionados de las gradas y del joven jugador Hector, a q...