Laboralmente abusaban de su ingenuidad hasta que el chico "torpe" demostró lo contrario cuando fue al viaje de negocios en Paris trayendo gloriosos resultados para la empresa donde trabajaba.
Gracias a ese viaje pudo reencontrarse con su hermano ma...
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La pelirroja estaba de piernas abiertas, desnuda y recostada en el sillón de una habitación privada que alquiló el apuesto desconocido que hace minutos coqueteaba con ella.
Ambos lo querían y eso era suficiente para entregarse y sucumbir sus deseos carnales.
— ¡Ahh! — gimió la mujer mientras era profanada por la polla enorme del empresario — J-Joder.. tan bueno. Muy bueno. Demasiado bueno.
— Dulzura — Yoongi la llamó — Esto no es nada, comparado a todo lo que quiero hacerte. Hay una sola forma de salir de aquí y es únicamente cojeando. Lo siento mucho por tu bello culito — rió sarcástico.
Haneul quiso comentar algo. Acción que fue interrumpida por las estocadas rápidas del hombre. Realmente a Yoongi le valía si le desgarraba algo o no, pues cuando estaba poseído por el placer no medía su fuerza y tampoco tenía tiempo para hacerlo.
Se supone que este encuentro era básicamente de un sexo casual de una sola vez. Sin repeticiones.
La chica pelirroja intencionalmente acerca sus labios y antes de presionar con los del pelinegro. Este se aparta y dice — Sin besos. O lo dejamos aquí.
— Entiendo — ríe nerviosa
Con mala actitud, Min quita su polla de su agujero y lo siguiente que hace es golpear el coño rojo de la chica con su extensión. Haneul gime y muerde sus labios lascivamente.
Su pene vuelve a endurecerse y con una velocidad impresionante vuelve a introducirse de una sola estocada.
Las manos venosas del pálido sujetan fuertemente de sus caderas, jodiendo su vagina de forma bestial hasta hacerla chorrear. Muere por venirse pero todo a su tiempo.
— ¡D-Daddy.. ah! — tararea un largo gemido cuando el empresario abusa de su punto G. Enviándole toneladas de placer.
Haneul cierra los ojos mientras deja escapar otro gemido ahogado. Min se enorgullece de sí mismo y atesora cada gesto que provoca en su amante.
— Me voy a correr — avisa la chica con los ojos puestos en blanco producto de la excitación.
— Hazlo pequeña. Córrete para mí. Córrete para tu amo.
