Aniversario ¿Feliz?

2 0 0
                                    

"Dicen que una copa rota puede repararse, pero ¿Sirve? Y sobre todo que pasa cuando la copa se ha hecho polvo, cuando ya no queda nada por reparar".

13 de marzo de 2016

Cris y yo hacíamos un año juntos, parecía una eternidad, quizás lo fue. Aunque no había mucho que celebrar,  éramos dos enemigos, que cohabitaban, una pelea constante, un silencio incómodo. Me había costado mucho tomar valor, pero ese día lo había decidido.
Cité a Cristhian por la mañana y le pedí que nos viéramos en un cafecito, dentro de un parque enorme, tan enorme como mi miedo a él. Porque si, me daba miedo, sentía que en cualquier momento me arrancaría a mi bebé de mi vientre sin chistar alguno.
Iba de negro, con su playera blanca, como usualmente lo hacía, estaba afuera, en un farol recargado fumando, yo estaba en el columpio afuera del café, a unos cuantos metros suyo. Lo miraba, me miraba, parecía que nunca habría tregua. Quizás nunca la hubo.
Apagó su cigarro, se agachó, me tomó del mentón y me dijo:
- ¿No lo harás cierto?
- No Cris, quiero tenerlo - le vi a los ojos, suplicando piedad - creo que puedo tenerlo.
No dijo nada por buen rato, mientras yo, por primera vez, enfrente suyo lloraba. Nunca lo había hecho, aún cuando en el pasado había sido tan mal novio, pero está vez tenía que llorar, ya no podía contener toda esta tristeza y pesadez, ya no quería.
- Perdoname, perdona por hacerte pasar por esto y al bebé - me besaba con suavidad, con calma - prometo que respetaré tu decisión, lo haremos juntos, si es lo que quieres.
- Es lo que quiero.
- Está bien Eli, feliz aniversario.
Ese fue su regalo. La esperanza, la paz momentánea. Un osito tejido, un nombre y unos cuantos vestiditos, días posteriores.
No lo culpo por lo que pasó después, sencillamente no estábamos preparados para la tormenta.
Fue un 15 de marzo cuando tropecé en una de las escaleras de la facultad, un grupo de universitarios, que se encontraban festejando pasaron corriendo y simplemente caí, no tuve tiempo para sujetarme. Todo fue tan rápido y pese a eso, aún recuerdo mis manos flotando en el aire y el rostro horrorizado de Cristhian esa tarde.
No alcanzo a sujetarme, nadie pudo.
Cris no sabía que hacer, fuimos al médico y nos dijeron que todo estaba bien, me dieron unos cuantos medicamentos y fue todo.
Esa misma noche Cristhian fue muy cariñoso, me cuido por largo rato y le habló a mi vientre.
- Hola bebé, no te preocupes todo estará bien - me miró y me dió esa sonrisa cálida que me volvía loca - todo estará bien Eli, lo prometo.
Sus labios eran suaves ese día, sentía fuerza en cada beso y conforme se acercaba más intimar sentía como no podía detenerlo.
- Cris, no me siento bien, no creo que sea buena idea.
- solo déjate llevar ¿si? El médico dice que están bien, disfruta, déjame disfrutar.
Esa noche, Cris tomó posesión de mi cuerpo con bastante fuerza, quizás sólo quería demostrar que estaba ahí conmigo o quizás simplemente tenía muchas ganas, lo que sé de cierto es que me dolió muchísimo.
Al terminar no podía ni pararme.
Toda la madrugada estuve muriendo de dolor en mi casa. Eran las ocho de la mañana cuando llegó, apenas había dado unos pasos en la cocina, para darle café, cuando sentí como algo caliente se escurría entre mis piernas y manchaba mi vestido.
Cristhian estaba horrorizado, fue a mi cuarto y me buscó unas cuantas prendas. En mi casa ya no había nadie. Vi como marcaba a su tío y posterior a eso me dijo:
- Iremos con un amigo de mi tío, todo estará bien, no te preocupes.
Le pedí, no mejor dicho, le rogué a Cristhian que fuésemos a un médico ahí en la ciudad, pero él insistía que estaríamos mejor en donde el amigo de su tío.
Así que viajamos una hora y media hasta llegar a un hospital muy elegante en el centro de la capital.
Ahí, con dolor y todavía sangrando, esperamos una hora más, hasta que llegó el dichoso amigo de su tío.
- Hola, hola, tu debes ser el sobrino de Pepe - me miró con desdén - pasa a cambiarte y ahorita revisamos que se puede salvar.
La enfermera me llevó a un pequeño cuarto donde me desnude y me puso una bata, no dijo nada.
Cris estuvo largo rato hablando con el doctor, cuando salí, el médico solo dijo:
- Pues bien vamos a empezar, no puedes gritar así que agarrarle bien fuerte la mano a tu novio, debieron llegar antes, no que por cosas así peligras.
No entendía que estaba pasando.
Me sentó en una silla especial y me hizo abrir las piernas, después me introdujo algo para abrir el espacio en mi interior.
- Lo ve, Nory, esta muchacha, tiene suerte de seguir viva, pásame otra manguera, el producto estaba grande.
Sentía como algo me arrancaba hasta la última parte de mi, quería que todo acabará, ni siquiera sabía porque me estaban aspirando, nadie intentó salvarlo, nadie me dijo si podía salvarse. No podía llorar ni quejarme solo me agarraba a la mano de cristhian mientras el miraba como sacaban a nuestro hijo de mis entrañas. Asesinaron mi alma ese día y el había sido testigo o más bien, como su tío me habría de confesar años más tarde, el había sido mi juez, quién había pedido la interrupción la noche antes de hacerme suya. Sin siquiera pedir mi opinión y aprovechando la visita, argumentando que de todas maneras ya estaba perdido.
-Nory, Nory pásame el celular - la enfermera le dio su teléfono - ¿Que pasó mi estimado? Si, claro, hombre ya casi acabo y nos vamos a jugar - decía mientras sostenía con el cuello y la cabeza el teléfono, al tiempo que quitaba la manguera de mi cuerpo.
Ya no importaba nada. Ya no había nada.
- Dis..disculpe, ¿Qué pasará con el cuerpo?
-¿El cuerpo? Ah te refieres al producto- asentí - nada hijita, ya está embolsado, no te preocupes, ya no es tu problema. Muchacho pasa por acá para pagar. Hijita no tardés tanto porque tengo partido en unos veinte?minutos.
Vi como Cris sacó un fajo de billetes bastante grande de su cartera, ni siquiera sabía de dónde había sacado dinero, pero tenía.
Ni siquiera pude verle, ni besarle, ni tenerlo. No pude ayudarle, nadie me dijo que esto era un matadero.
Le había mentido a mi pequeña, le había roto la promesa, nada estaba bien, ya nada estaría bien.
Parecía que el tiempo se había detenido para mí ese 16 de marzo, flotaba más que caminar. Iba pero no estaba, avanzaba pero iba hacia atrás.
No lloraba, no podía llorar. ¿Acaso los cuerpos sin alma son capaces de llorar?

Nadie puso una tumba para mí, porque seguía viva, ni para mí hija, porque no había que enterrar.
Nadie supo de ella, más que una persona varios meses después, quien me salvó sin siquiera saberlo. Mi familia se enteraría siete años, después, ya cuando cristhian estaba por irse de mi vida.
Ahí estaba tal cual matrioshka incompleta, vacía, inerte.
Nada tenía sentido y sin embargo, el sujeto en frente mío, comía de su hamburguesa como un día sin importancia.
Fui castigada por creer en sus palabras. Nada estuvo bien, nunca lo estuvo.
Y si me preguntan, amarlo no fue un delito, fue más bien una muerte larga y tormentosa, una pesadilla de una noche de verano.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 05 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Con amor Eli Donde viven las historias. Descúbrelo ahora