CAPÍTULO VEINTISIETE

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10 de febrero 2017

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10 de febrero 2017

Cuando Viera me dijo que yo debía estar junto a Jasha porque soy su mujer, mi mente me recordó a su prometida, pero no quería negarme a verlo, a saber que tan grave estaba, así que la seguí hasta este edificio. Antes de ingresar dudé porque no era lo que yo pensaba.

Si mi ángel está grave, debería estar en un hospital, pero mis pensamientos cambiaron cuando ingresamos al lugar y pude observar de gran manera todo su interior.

Es un lugar grande tal como se observa desde afuera, pero es todo lo contrario a los edificios comunes, tiene las paredes blancas y el olor a insecticidas abunda y es igual a como suelen los hospitales donde he llevado a mi hermano.

Al encontrarnos con Alexey pude notar su aspecto cansado, sangre en su ropa y el miedo que inunda sus ojos.

—Él está en coma —menciona Alexey y siento como mis manos empiezan a temblar.

—¿Va a morir?

Sé que las personas en coma mueren, bueno, la mayoría de ellas, mi madre murió después de haber sufrido un accidente y pasar tres días en coma.

—No, es un coma inducido para que pueda sanar más rápido.

Me acerco a la puerta que abre Alexey y en cuanto ingreso a la habitación tengo ganas de hacer dos cosas: salir corriendo o acercarme hasta la camilla donde está acostado el hombre que amo.

Dios, cómo puedo estar amando a un hombre que conozco hace tres meses.

Mi mirada se cruza con Alexey y luego con Viera, la sorpresa nada en los ojos de mi amiga, mientras que la tristeza y el miedo siguen en la mirada de Alexey.

—¿Qué puedo hacer?

Jasha está conectado, tiene su pecho descubierto y no pasó desapercibido los parches que lleva en él.

—Quédate con él, nadie puede ingresar al lugar, si necesitas algo solo pídelo y te lo traerán.

—¿Te vas a ir?

—Necesito resolver algunas cosas y no confió en nada.

—¿Confías en mí?

—Eres la mujer de mi hermano, él confía en ti.

—Yo me haré cargo de David —dice Viera y asiento—. Mañana que Alexey regrese, nos quedaremos y tú irás a descansar, así podemos dividir el cuidado de Jasha.

Miro a Alexey esperando su respuesta.

—Está bien —digo.

—Compraré lo que tú y tu hermano necesiten, también deben mudarse.

—No —digo.

—Sí, mi hermano compró ese apartamento, era tu regalo, él debía dártelo, pero no pudo.

PERVERSA OBSESIÓN. © [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora