4.Bonito

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CAPÍTULO 4:
BONITO

LIAM



Liam apartó la vista tan rápido como pudo, agachó la cabeza abriendo el libro con la esperanza de que su vecino no estuviera viniendo en dirección hacia él.

Error.

La silla a su lado se levantó y giró, el respaldo de la silla tocó su codo. Cerca. Y luego un sutil olor a canela se filtró por su nariz cuando él Omega decidió sentarse con las piernas separadas a su lado y de frente.

Liam siguió mirando su libro, esperando a que simplemente desapareciera.

—¿Nadie te enseñó a controlar tus feromonas, niño? —dijo suave, sin embargo, su voz resonó como un eco en su cabeza.

Liam respiró tembloroso. ¿Qué mierda estaba pasando ahí?  Nuevamente se sentía como una presa enjaulada a la que le iban a hincar el diente, morder y tragar. Su lobo estaba completamente recluido en una burbuja de la que no conseguía salir mientras que sus piernas temblaban como locas bajo la mesa.

El Omega deslizó la mano, su palma presionó contra su muslo y la tela del pantalón empezó a quemar contra su piel.

—¿Me tienes miedo? —le preguntó y aunque no podía ver su rostro sabía que estaba sonriendo y mostrando sus colmillos—. Creo que anoche no fui demasiado educado contigo. Me gustaría disculparme.

Liam giró la cabeza hacia él sorprendido.

—¿Disculparte? —graznó—¿No vienes a amenazarme?

Él inclinó la cabeza. Su cabello caía ondulado sobre sus sienes, sus ojos se afilaron con diversión y las comisuras de su boca se levantaron para mostrar una sonrisa nada inocente.

—¿Por qué piensas eso?

Liam desvió la mirada hacia la zona de ordenadores donde su vecino acababa de agarrar a otro hombre del cuello y empujarlo. El Omega siguió la mirada de Liam y luego los dedos apretaron en su muslo.

—Era un amigo. Hemos tenido un pequeño conflicto de opiniones, pero se ha solucionado pronto.

—¿Cuándo lo has agarrado del cuello?

—Más o menos.

Tragó. Liam tragó.

—No quiero problemas.

—Ya te lo he dicho —pronunció con tono irritado, como si no estuviera acostumbrado a tener que repetir dos veces lo mismo—. No vengo a amenazarte. Lo que hice anoche fue completamente inapropiado, pensé que venías buscando otra cosa.

El rubor subió a las mejillas de Liam al recordar las duras palabras con las que el Omega lo había echado de su casa.

—De acuerdo —musitó incapaz de pensar en nada más.

—Me gustaría ser tu amigo.

¿Amigo? Liam no tenía el valor de mirarlo durante más de cinco minutos, ¿cómo demonios iba a ser su amigo?

—Tengo muchos amigos —respondió más bajo de lo que a él le hubiera gustado.

—Entonces, por uno más no pasará nada, ¿verdad? —levantó la mano de su muslo con un último apretón y se la ofreció a Liam.

Liam observó, sus ojos intentando calar dentro de la manga de la camiseta y seguir con el dibujo de tinta negra que subía desde sus nudillos. Su boca se secó, el olor a canela se hizo más profundo, oscuro.

Liam lamió sus labios. Levantó los ojos y el rostro del Omega se acercó lo suficiente a él como para que sus narices se rozaran.

—No esperaré mucho más, niño —había amenaza en el tono de su voz. Una amenaza tan cruda y dura que sacudió el brazo de Liam y lo obligó a corresponder.

El Omega cazó su mano, no había más palabras para describirlo.

Liam era el Alfa.

Mierda.

Liam era el maldito Alfa Dominante y estaba encogiendo los hombros sin ninguna razón bajo los ojos negros de un Omega.

—Eitan.

—¿Eh?

—Mi nombre. Creo que aún no te lo había dicho. ¿Cuál era el tuyo, niño?

Por más que Liam quisiera separarse, su cuerpo no le dejaba. Eitan tenía su mano completamente envuelta alrededor de la suya, tirando, envolviéndolo con su aroma. Sus labios cerca de su oído. Ni siquiera quería pensar en lo que alguien creería que estaban haciendo si entrara por la puerta. Sería algún alumno de su instituto, con su mala suerte, un compañero de clase.

¿Qué imagen estaría dando dejándose envolver por un Omega?

Liam casi gimió cuando la nariz de Eitan tocó de forma intencionada su oído.

—¿Niño? —gruñó Eitan, sin embargo, Liam no podía recordar lo que acababa de preguntarle.

—¿Qué...?

—Tu nombre. ¿O prefieres que te llame niño para siempre?

—Es Liam. Liam —repitió.

—Muy bonito —Eitan retiró su agarre y se separó. Los destellos dorados de sus ojos brillaban —¿No te parece?

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⏰ Última actualización: Feb 06 ⏰

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