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Nueve y media de la mañana, ambos chicos ya se encontraban en el desayunador de la enorme y costosa cocina de Leehan

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Nueve y media de la mañana, ambos chicos ya se encontraban en el desayunador de la enorme y costosa cocina de Leehan.

Sí, era un profundo detallista y al momento en que pudo comprarse su propio apartamento, se aseguró de tener una cocina que llene sus expectativas.

Aún así, no podía dejar de pensar en el suceso de anoche. Riwoo y Taesan no se parecían en nada, todo lo contrario. ¿Por qué pudo haberse dejado llevar así?

Estaba casi seguro que era por ese tiempo que había pasado sólo, sin mucho de su novio; y el que ahora Riwoo quiera enmendar unas de las miles de cosas que hizo.

—Hey —Taesan llamó su atención tomando su mano—. ¿En qué tanto piensas, lindo?

—En ti —todos sus pensamientos se borraron al ver la dulce sonrisa de su novio—. ¿Qué harás hoy?

Ladeó su mirada. —No lo sé, depende de para qué tengo 15 llamadas perdidas de Jay.

—Pero Taes-

—Shh, tranquilo, lo arreglaré.

—Eres afortunado. Jungwon no me llama al teléfono, simplemente viene y molesta con el timbre hasta ser atendido.

Rio. —Pues son familia, ¿no? Eso lo justifica.

El teléfono de Taesan se iluminó e indicó justo de lo que hablaban. Una llamada entrante de su mánager, Jay.

De no ser porque Leehan le insistió, no hubiese atendido.

—Estoy vivo, respiro, no tienes de qué preocuparte —comenzó.

—¡Taesan, por Dios! Pudiste responderme antes, ¿sabes?

—Si llamabas a esta hora y no a las seis de la mañana, claro que iba a responder.

—Bien, escucha. Tenemos una reunión con Sony, principalmente quieren disculparse contigo y volver a hablar con Leehannie para más videos.

—Así que ahora les importa —rio—. Está bien, iremos pronto.

—No, enviaré un vehículo, no pueden ser vistos así sin más.

—Algún día todos nos verán, ¿lo sabes?

—Sí, pero no será hoy. Los espero —cortó la llamada.

Guardando nuevamente su teléfono en su bolsillo, Taesan volvió a tomar asiento a la derecha de su novio.

Quien lo observó unos segundos, bebiendo su café, esperando que le cuente o se queje de algo.

—No he escuchado gritos —dijo.

Negó. —Ya sabes, se disculpó. Y vendrán por nosotros, tenemos una reunión.

—¿Tenemos? —masticó una de sus tostadas.

—Claro, salvo que no quieras aparecer en más videos míos —le sonrió.

Y así provocó que por poco se atragante con lo que tenía en la boca.

waste〈 taesan x leehan 〉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora