CAPITULO 10

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El día siguiente trajo consigo una atmósfera más calmada. Después de pasar tiempo reflexionando en su habitación, Lucifer finalmente decidió salir. Charlie, aliviada al ver a su padre de nuevo, decidió tomar medidas para hacerle sentir mejor y aliviar las tensiones que habían plagado el hotel.

Decidió organizar una cena especial, una en la que cada detalle reflejara las preferencias y gustos de Lucifer. Se tomó el tiempo de consultar con los demás habitantes del hotel para asegurarse de que todo estuviera perfecto. Angel Dust contribuyó con su toque de glamour en la decoración, Niffty se encargó de la cocina, y Husk aportó algunas bebidas de las reservas dle hotel.

Charlie esperaba que esta cena especial fuera un gesto significativo para reconciliar a su padre con la situación en el hotel. Se esforzó por crear un ambiente agradable, con luces tenues, música suave y muchos patos, queriendo ofrecerle a Lucifer un respiro después de los eventos recientes.

Cuando llegó el momento de la cena, Lucifer se unió a la mesa con cierta reticencia. La decoración llamativa y la atmósfera cálida no pasaron desapercibidas para él.

—¿Qué está pasando aquí, Charlie? —.Lucifer preguntó con una mezcla de curiosidad y sospecha.

Charlie sonrió con ternura mientras agarraba los hombros de Lucifer y lo llevaba hacia la mesa. —Solo quería hacer algo especial para ti, papá. Una cena con todas tus cosas favoritas.

La mesa estaba adornada con exquisitos manjares, desde platillos infernales hasta postres tentadores. Lucifer, aunque aún cauteloso, no pudo evitar sentirse ligeramente conmovido por el esfuerzo de su hija.

Durante la cena, Charlie y los demás trataron de mantener la conversación ligera y animada. Vaggie trataba de animar a Charlie, Angel Dust, como siempre, aportaba su dosis de humor, Niffty compartía anécdotas divertidas sobre vuanats cucarachas habia matado esa semana, y Husk contribuía con comentarios sarcásticos.

Alastor, observando desde la distancia, decidió mantenerse al margen por un tiempo más. Aunque su relación con Lucifer había dado un giro, no quería forzar nada. Optó por ser observador y permitir que las cosas siguieran su curso natural.

Lucifer, a medida que la noche avanzaba, comenzó a relajarse gradualmente. La cena, combinada con la compañía de su hija y los demás, logró levantar su ánimo más de lo que hubiera esperado.

Al final de la noche, Charlie se acercó a su padre con una sonrisa. —¿Cómo te sientes, papá?

Lucifer, admitiendo internamente que apreciaba el gesto, respondió con sinceridad. —Fue inesperado, pero aprecio el esfuerzo, Charlie. Gracias.

La noche concluyó con una sensación de alivio en el Hotel. Las tensiones se desvanecieron momentáneamente, y los habitantes del hotel compartieron momentos de conexión y camaradería. Sin embargo, el infierno seguía siendo impredecible, y la paz podía ser efímera en este reino de caos y redención.

Mientras tanto, Alastor, desde las sombras, observaba la escena con interés. Sabía que el juego aún no había llegado a su fin, y su papel en esta historia estaba lejos de estar definido.

Alastor × LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora