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╰►otros ojos. ___________________
Me encontraba tirada en la cama, con Panchi, mi gata, mientras revisaba mi instagram y miraba perfiles de gente, ja, bien de chusma.
De la nada me llega un mensaje, era de Juani, mi mejor amigo de toda la vida.
___________________ juanitt🧡
gorda t invito a cenarrrrrrr t extraño si me decís q no me corto los huevos y t los mando en una cajita
JAJAJAJAJAAJ bueno no aa tiraba esa obvio bebo siempre pa tu tamb t extraño💔😔
t paso a buscar a las nueve ponete linda aaaaaa mas d lo q ya sos loquita😘
jajajaaj d gala entonces t espero ___________________
La conversación concluyó ahí.
Hace mucho no lo veía, él estaba en unos mambos de la grabación de una peli y eso es terreno desconocido para mí, obviamente no me iba a meter ni de pedo.
Como explicarlo. Juani es mi mejor amigo desde que tengo memoria. Típico, padres mejores amigos que fuerzan a sus hijos a serlo, pero en nuestro caso nunca nos forzaron, porque siempe hubo una conexión especial que nos unió, desde tiempos inmemorables.
Jugabámos juntos en el mismo corral, bailábamos juntos en los actos escolares, hacíamos juntos los trabajos prácticos, hasta yo aprendí a tocar la guitarra solo para acompañarlo cuando canta, y que aunque a veces lo haga como el culo, lo banco a muerte.
Y bueno, sumado a eso, también fuimos nuestro primer beso. Como olvidarlo, teníamos dieciséis y ninguno de los dos había chapado, y un día haciendo una tarea de la secundaria nos surgió la duda de como sería, y prometímos que no habrían sentimientos de por medio.
—¿Estás segura? ¿No te irás a enamorar de mí después, no?—dijo en broma.
—Vos te irás a enamorar, que para dar un beso no es necesario que haya amor. Acá hay amor de amigos, y lo sabemos bien los dos.—dije, aclarando.
—Calláte petiza, no precisamos aclarar nada, aparte, nosotros es imposible que nos enamoremos.
No contesté a sus palabras, y sin dudarlo más, Juani lentamente se acercó a mí, corrió unos mechones que rondaban mi rostro y tomó este mismo con su mano derecha, me miraba como nunca antes, con deseo.
Sus ojos recorrían mi cara, desde mis ojos hasta mi boca, y entre movimientos vagos, su boca estuvo a un centímetro de la mía, pronunciando dos palabras.
