¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
╰►gracias, desconocido. ___________________
Mis ojos se abren y lo único que puedo visualizar es una habitación completamente desconocida. Aparte de sentir el peor dolor de cabeza de mi vida, claro.
Fácilmente logro sentarme en esa cama en la cual estaba durmiendo anteriormente, a lo que todo comienza a dar vueltas y me entran unas ganas de vomitar terribles. Luego de unos minutos logro estabilizarme y ya no sentirme tan mareada, pero esa sensación seguía ahí.
El ambiente era lindo, tranquilo, pero yo lo único que sentía era miedo y desconfianza, como si se tratase de una paradoja. Estaba completamente vestida como anoche, tenía un corsé negro y un short de cuero marrón. A mi lado estaba mi celular, el cual tomé rápidamente para percatarme que eran las dos de la tarde.
No sabía que hacer. ¿Me quedaba acá mismo esperando que algo pasara?, ¿salía de la habitación a averiguar dónde estaba?.
No me acordaba de absolutamente nada de anoche, sólo que habíamos ido a un boliche con mis amigas; y de ahí en adelante, todo es un recuerdo borroso que vaga por mi mente.
Estaba segura que la habitación que me encontraba era de un hombre. Era un ambiente muy masculino. En la mesa de luz, habían fragancias masculinas, un reloj, un cargador y un pequeño porta retrato con la foto de un señor mayor.
Decidí salir de acá por mí misma y averiguar donde corno estaba, me levanté de la cama, y frente a un espejo que decoraba la habitación, arreglé un poco mis pelos locos. Secuestrada pero nunca fea.
Atravesé la puerta, encontrándome con una escalera, la bajé lentamente analizando todo a mi alrededor. Y lo primero que divisé, fue un chico de estatura media, de espaldas a donde yo me encontraba, parecía que estaba cocinando algo por el aroma que impregnaba la sala.
¿Qué se supone que tenga que hacer? No puedo llegar así nomás y decirle "Buen día; ¿quien sos?" era re desubicado de mi parte, por lo que caminé con pasos sonoros, para que se diera cuenta que ya había despertado y dijera algo él primero.
Evidentemente se dió cuenta del sonido y volteó, a primera vista puedo decir que es un pibe precioso. Pero no tengo ni idea quien es.
Me miró con una sonrisa.
—Buen día. Primero que nada, ¿te acordás de algo de anoche?—me preguntó, mientras yo me acercaba a donde él estaba, de tal modo que quedé del otro lado de la isla que dividía su cocina.
—Em, no. No me acuerdo de nada.—dije negando con mi cabeza.
—Bueno, te lo explico para que no pienses que te secuestré.—rió, y continuó—La cuestión es que yo me estaba yendo del boliche porque estaba cagado de sueño, y vos estabas afuera con un chabón que te estaba tratando de chapar a la fuerza, y por la forma que lo intentabas golpear me dí cuenta que estabas quebrada pero mal, y por instinto me quise meter diciendo que era tu novio y el pibe se fue. Después vos me dijiste que andabas sola porque tus amigas se habían ido, y yo intenté llevarte a tu casa pero no colaboraste en darme tu dirección, me decías que no te acordabas. No te podía dejar sola ni a palo, por eso te traje para acá, perdona el atrevimiento... Ah, y otra cosa, yo dormí en el sillón, para que no pienses cualquier cosa.—finalizó.