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𝕭𝖊𝖆𝖚𝖙𝖞 𝖆𝖓𝖉 𝖙𝖍𝖊 𝖇𝖊𝖆𝖘𝖙

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 —¿Qué haces aquí?— Me congelé del miedo cuando escuché esa voz detrás mía. Era Erwin, me había pillado fisgoneando. Sentí mi sangre viajar por todo mi cuerpo. ¿Ahora que me haría? ¿Cómo estaba aquí? ¿Acaso no era su turno de comer?

Su sombra fue opacando a la rosa, se estaba acercando a mí detrás mía. Oh dios, ¿Qué hago? No tengo ninguna excusa y si la tuviera no creo que sea suficiente como para sacarme de aquí. Creo que podía despedirme de mi vida y de todo lo que conocía porque la había cagado. No había nada que podía hacer para salir de esta situación en la que yo me había metido. Ni si quiera era capaz de darme la vuelta y confrontarlo directamente para mirarlo por el miedo a lo que me hiciese. Sentí sus pasos acercarse así como vi la sombra hacerse más grande. Estaba directamente detrás mía. Podía sentir su cuerpo detrás mío. No me atreví a moverme ni un centímetro por el miedo a provocarlo aún más.

— Es hermosa, ¿No es así? — Rompió el silencio sepulcral de la sala con esa pregunta. No respondí, tenía demasiados nervios como para procesar la pregunta correctamente. Sentía mis manos sudando frío y mi ropa se pegaba a mi espalda mojada por el sudor, lo cual me incomodaba. — La rosa, me refiero. — Miré la rosa delante mía y la observé atentamente. En realidad, sí era hermosa. Pero debido a mi estado, aún no podía gesticular correctamente. — Permíteme. — Se puso al lado mía y levantó delicadamente la vitrina de cristal que envolvía y guardaba la rosa.

La hermosa, brillaba como ninguna otra y resplandecía con la luz de la luna que asomaban por la ventana. Sin lugar a dudas, una verdadera hermosura.

— Hermosa... — Dije en un susurro que Erwin pudo escuchar debido a nuestras cercanías y al silencio de la noche.

— Verdaderamente lo es, ¿Quién diría que semejante belleza me traería tanta desgracia? — Lo miré de reojo y él me devolvió la mirada. Creía que vería ira, resentimiento... Pero no vi nada de eso, en cambio, vi pena, tristeza, aceptación... Era como si ya hubiese aceptado su terrible destino hace mucho tiempo. Hizo que mi corazón se encogiera de tristeza ante la vista de él así. ¿Cuánto tiempo había pasado para que se sintiese de esa manera?

— ¿A qué te refieres?— Pregunté con curiosidad y también para saber cómo se había estado sintiendo todos este tiempo y cómo se sentía ahora.

— Sabes, hace mucho tiempo yo no me veía así, ni siquiera me comportaba como me estoy comportando contigo. Yo era malo, muy malo. Era un príncipe malvado, rudo, cruel, agresivo, vengativo, rencoroso... Y todo eso me llevó a lo que soy ahora. Todo lo malo que yo era y todo lo que había hecho se volvió contra mí de la manera más cruel posible. — Suspiró antes de continuar. — Hace mucho tiempo, yo era un príncipe y no uno bueno precisamente. Un día me encontré con una anciana, la juzgué, la humillé y en general fui muy malo con ella. Fue en ese momento que se reveló como un hada que se disfrazó de señora mayor. El hada, al ver como la había tratado, me lanzó una maldición y me convirtió en esta bestia deforme con mezclas desastrosas. Grité de dolor pues la transformación dolía mucho, creo que no sufrí tanto en mi vida. La gente al verme gritó con miedo y salió corriendo con miedo. Mis propios sirvientes huyeron con miedo, no los culpo, pues yo también lo habría hecho. Además, no tenían ninguna simpatía por mí al igual que yo no la tuve con ellos en su momento. Y me quedé así, sólo, pues nadie me quería así. Mis propios padres, intentaron ayudarme, pero yo egoístamente, los asusté con mi agresividad y actitud. Murieron hace unos años y me dejaron sólo. Todo ese tiempo estaba envuelto en ira y desesperación. Rompía todo a mi paso, incluso destrocé esta habitación. Era una bestia agresiva, nada había cambiado, sólo mi apariencia. Una vez, en un ataque de ira, lastimé sin querer a mi madre. Nunca me perdonaré por ello. Ella sólo intentaba consolarme y sólo la alejaba. Es difícil controlar tu fuerza cuando eres una bestia, sabes. Con el paso del tiempo me fui apagando. No sé cómo explicarlo pero era como si mi espíritu se hubiese desvanecido. No tenía ganas de seguir luchando, de seguir enfadado. No quería sentir ira, era demasiado cansado. Me puse a reflexionar después de la muerte de mis padres. A lo mejor mi apariencia es un reflejo de quién soy por dentro. Es por eso que soy una bestia, es por eso que tengo esta maldición. Una criatura como yo no merece compasión o compañía, por mucho que la anhelara. Soy horrendo, por dentro y por fuera. — Lo miré mientras me contaba todo lo que había sufrido, me daba tanta pena. Sé que no era una buena persona, ¿Pero de verdad se merece este dolor? ¿Tan malo era? Él ya había cambiado, o al menos eso parecía. No me había hecho nada cuando entré aquí, había sido cuidadoso y amable por ahora. Eso significaba que había cambiado, ¿Verdad?

♛𝓨𝓪𝓷𝓭𝓮𝓻𝓮 𝓕𝓪𝓲𝓻𝔂𝓽𝓪𝓵𝓮𝓼♛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora