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hyunjin iba de un lado a otro en sus aposentos, ansioso por la respuesta de heesung cuando leyera la carta

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hyunjin iba de un lado a otro en sus aposentos, ansioso por la respuesta de heesung cuando leyera la carta. no tenía forma de saber si ya lo había hecho, solo debía esperar a que el fuera a verlo o, si es que no quisiera hacerlo, tendría que ir a buscarlo para verificar que no está incomodando a su amigo.

—joven hwang—su dama de compañía habló—, veo que esta nervioso, ¿hay algo que pueda hacer por usted? ¿quiere que le prepare un poco de té?

—no, dama shin. solo estoy esperando algo, pero no deja de rondar por mi cabeza.

—puede despejar su mente distrayéndose con algo más.

la mente de hyunjin se ilumino y sonrió en grande.

—tienes razón, ¡prepara el carruaje!

tiempo más tarde, caminaba por las ajetreadas calles del mercado de las cuatro estaciones, había mucho que observar, siempre descubría algo nuevo y fascinante cuando se adentraba al lugar.

si había algo que a hyunjin le gustara más que pintar, era comprar. comprar brazaletes, collares, telas, a el le gustaba todo eso. podría gastar horas haciéndolo, nunca se cansaría. las dos doncellas que le habían acompañado, además de la dama shin, se agotaban y le sugerían detenerse para tomar un poco de aire y descansar los pies, pero el no podía hacerlo porque su energía seguía intacta.

recuerda que su madre solía llevarlos a su hermano, jisung, y a el a comprar cintas y telas de alta calidad con el señor woo, un experto en el negocio. antes no le   divertia salir porque estaba más preocupado por jugar que por algo más, pero ahora es de lo que más le gusta hacer en su día a día.

jisung se casó el año pasado, desde entonces lo ve muy poco. el y su esposo los han visitado solo un par de veces, durante un periodo corto de tiempo; dos o tres días, y se regresaban a su hogar en mondu, un pueblo que es parte del reino natal de su pareja.

—extraño a mi hermano—dijo al ver una tela tenida de verde, su color favorito.

—el joven park prometió regresar pronto, no se preocupe.—la doncella shin le dio ánimos.

—tienes razón, no me deprimire ahora. sigamos comprando.

las doncellas resoplaron, estaban demasiado cansadas de cargar las compras y caminar durante horas.

siguió viendo cada puesto con paciencia, caminaba a paso lento por las dos jóvenes que lo seguían.

todo iba bien, hasta que se encontró con heesung.

—hyunjin—dijo el príncipe—, que bueno encontrarte por aquí.

—heesung—tartamudeó, estaba nervioso de verlo.

—¿estás haciendo compras compulsivas de nuevo?

—¿esto?—señaló a las doncellas que cargaban más artículos de los que podían.—no, no es nada.

—¿quieres que te acompañe a casa?

hyunjin no podía negarse, debía hablarle sobre sus sentimientos cara a cara esta vez. dejaría de ser cobarde por ahora.

—claro.—hizo una seña a la doncella shin, indicando que se fueran por su cuenta ya que el iría con el príncipe.

una vez estando en el carruaje hyunjin miro a heesung, estaba analizando su rostro en busca de algún rastro de incomodidad, pero no había nada, tenía la misma expresión de siempre, sus ojos viajaban por el paisaje a través de la ventana y mantenía una pequeña sonrisa para no lucir aburrido.

estaba confundido. ¿acaso heesung estaba fingiendo no tener idea de nada para no enfrentarla?

—¿tienes algo que decirme?—heesung lo ve un segundo por el reflejo en la ventana, luego voltea. ha sospechado que algo pasaba desde el momento que lo encontró en el mercado.

—yo...—tomo aire.—te deje una carta esta mañana, ¿la leiste?

—no me han entregado nada.

—¿qué?

heesung asintió. frunció el ceño al notar la cara de espanto nada disimulada de su amigo.

—¿qué decía?

el carruaje se detuvo en el momento oportuno.

—nada.—hyunjin bajó tan rápido como pudo, nervioso.¿significa que alguien más leyó la carta?— me iré ahora, nos vemos príncipe.

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