THE END.

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Victoria sonrió un poco en cuanto leyó “Iván” en la pantalla de su celular que hacía unos segundos se encontraba sonando.

“No saben cómo jugar LOL sin mí, ¿ah?”, dijo riendo, pero su sonrisa se borró en cuanto oyó a Iván suspirar pesado.

“No quiero herirte, ¿sabes? Pero creo que debo contarte algo que me enteré hace muy poco. Creo que deberías saberlo. Si no te lo digo yo, estoy seguro que nadie más va a decírtelo”.

Victoria tuvo un mal presentimiento aunque no sabía exactamente por qué. Tomás tenía algo que ver.

“Yo... verás, he hablado con mi ex y me ha dicho que Tomás y él estuvieron juntos hace un tiempo atrás. Sé que es cierto porque no tiene por qué mentirme y además, no dudo de que Tomás lo haya hecho. No quiero dañarte, pero si a mí me duele y es mi ex de quien se trata, imagino que a ti te dolerá aún más. Quiero disculparme por hacerte daño, pero créeme que lo hago por ti. Nos vieron la cara a ambos y prefiero que al menos sepas la verdad.”

“Ya...”, dijo Victoria y le colgó.

No estaba enojada con Iván, claro que no. Es más, le estaba agradecida, pero realmente no tenía más que decir. Tomás acababa de hacer añicos su corazón y aún peor, había borrado todo tipo de confianza. ¿Qué iba a decirle ella ahora? ¿Qué haría? ¿Bloquearlo? Daba igual qué hiciera, su corazón no iba a repararse por ignorarlo. Aunque quizás sí era el primer paso.
Ese día Victoria lloró como nunca. No recordaba que nadie hubiese jugado con ella así antes. Realmente ella lo amaba y cada día que había pasado en relación con él, esperaba que comprara un pasaje y fuera a verla. Pero claro, jamás había ocurrido ni ocurriría de ahora en más.

Al día siguiente, se levantó sin siquiera haber pegado un ojo en toda la noche y se metió a duchar. Quería quitarse las lágrimas pegadas y la mugre imaginaria que creía tener en su cuerpo. No pasaba del mediodía cuando decidió escribirle un mensaje de despedida a Tomás:

“¿Sabes? Por un tiempo creí que yo estaba haciéndote daño, que mi depresión podría llegar a desgastarte, pero creo que nada de eso ocurrió. Simplemente creo que me vendiste ser una persona que no eres. La persona que creí conocer jamás me hubiese lastimado porque me amaba. Pero esa persona jamás existió, ¿No es así? No espero una respuesta de tu parte porque sé que ni siquiera tendrás el valor de disculparte por haber sido una maldita piedra en mi zapato.
Lamento que no hayas aprendido nada con tu ex. Lamento que seas igual de imbécil que ella, pero tampoco es como si no lo hubieses merecido. Es una pena que te desquites conmigo, siendo que yo sí te amé y respeté.
Tú no sabes amar ni vas a saberlo nunca. Pero, ¿Sabes una cosa? Creo que en el fondo lo mereces. Mereces no saber qué se siente amar y ser amado.
No te deseo nada malo, verdaderamente, pero espero no volver a cruzarte ni en mis más horribles pesadillas.
Saludos.”

Luego de enviarle ese texto, lloró hasta quedarse dormida al fin, pero había algo que ya no le pesaba tanto. En el fondo, estaba agradecida. No quiso hablar más con nadie, así que sólo le envió un mensaje de agradecimiento y despedida a Iván, para acto seguido, bloquearlo de sus redes. No quería saber nada más de Tomás y eso implicaba alejarse de los amigos de éste.

FIN.

VICTORIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora