La brisa marina jugueteaba con los mechones castaños de pelo de Alex mientras caminaba por el malecón. El sol comenzaba a ponerse en el horizonte, pintando el cielo de tonos cálidos y dorados. Alex se detuvo un momento para admirar la vista, inhalando profundamente el aire salado y dejando que la serenidad del océano calmara su mente inquieta.
Era viernes por la tarde, y la pequeña ciudad costera de Seaview parecía cobrar vida con la promesa del fin de semana por delante. Parejas paseaban de la mano, niños correteaban por la playa y grupos de amigos se reunían en los cafés junto al mar.
Alex solía pasear solo por el malecón después de la escuela, encontrando consuelo en la tranquilidad del océano. A pesar de haber vivido en Seaview toda su vida, a veces se sentía como un extraño en su propia ciudad. Nunca había encajado del todo en el molde de lo que se esperaba de él: el hijo perfecto, el estudiante ejemplar, el chico que seguía las reglas al pie de la letra.
Pero en ese momento, mientras contemplaba el resplandor del sol reflejado en el agua, Alex decidió que quería ser más que eso. Quería ser valiente, quería ser auténtico, quería ser él mismo, sin importar lo que otros pudieran pensar.
Con determinación en su corazón, Alex se enderezó y continuó su camino por el malecón, listo para enfrentar lo que el futuro tenía reservado para él.
Mientras caminaba, Alex vio a lo lejos a un grupo de chicos de su escuela que se divertían junto a una mesa de picnic. Reconoció a algunos de ellos: Jake, el jugador de fútbol popular; Sarah, la animadora carismática; y Matt, el chico tranquilo que siempre estaba leyendo en la biblioteca.
Alex se detuvo un momento, indeciso sobre si acercarse o no. No era precisamente amigo de aquellos chicos, pero tampoco eran desconocidos. Sin embargo, algo en su interior lo empujó a seguir adelante, a desafiar su propia timidez y a hacer algo diferente por una vez.
Con pasos vacilantes, se acercó al grupo, sintiendo el peso de las miradas curiosas sobre él.
-"¿Hola?"- Saludó tímidamente, sintiendo el calor subir por sus mejillas.
Los chicos lo miraron sorprendidos por un momento, antes de que Jake, el líder del grupo, le dedicara una sonrisa de suficiencia.
-"¿Qué pasa, Alex? ¿Te perdiste en tu camino a la biblioteca?"-, bromeó Jake, provocando risas entre sus amigos.
Alex se sintió incómodo, pero se obligó a mantener la compostura. -"No, solo estaba dando un paseo. ¿Puedo unirme?"-.
Jake lo estudió por un momento, evaluando su solicitud. Luego, con un encogimiento de hombros casual, asintió. -"Claro, ¿por qué no? Siéntate."-
Alex se sentó en el borde de la mesa de picnic, tratando de no parecer demasiado nervioso. La conversación giraba en torno a los planes para el fin de semana, las clases y los rumores habituales sobre la vida en la escuela secundaria.
Pero mientras escuchaba a los demás hablar, Alex se dio cuenta de que algo en él había cambiado. Ya no se sentía como un espectador en su propia vida, sino como alguien que finalmente había encontrado el coraje para participar en ella.
Y con esa nueva sensación de confianza, Alex se permitió creer que tal vez, solo tal vez, el futuro podría ser más brillante de lo que jamás había imaginado.
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Estrellas en el Horizonte
Teen FictionEn una pequeña ciudad costera, Alex, un joven tímido y reservado, encuentra el coraje para aceptar su verdadera identidad cuando conoce a Leo, un artista enérgico y libre de espíritu. A medida que su amistad se convierte en algo más, ambos luchan co...