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— ¡JungKook, no podemos!

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— ¡JungKook, no podemos!

JungKook sonrió. Amaba los adorables arrebatos de TaeHyung. Mejor aún, lo amaba.

— ¿Por qué no?

TaeHyung frunció el ceño — Sabes perfectamente por qué no.

JungKook besó sus labios hasta que TaeHyung sonrió.

— Nunca habías tenido un problema con romper las reglas.

— Kook, esto no es solo una tonta regla de la escuela. Es un trabajo, podrían despedirme si me escapo.

— Entonces distraeré a tu jefe y podremos irnos. ¿Está bien?

— No. Ahora tienes que irte.

TaeHyung tiró de su mano, pero no era lo suficientemente fuerte para hacer mucho más que eso. Era divertido de verdad, las mejillas de TaeHyung estaban sonrojadas por la discusión y algunos mechones de su cabello se habían pegado a su frente.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el chirrido de una llave que giraba en la cerradura.

— Maldita sea.

Si el jefe de TaeHyung lo encontraba a él y a JungKook en la habitación de abastecimientos, juraría que sería su último día de trabajo. Así que obligó a JungKook a correr por la puerta trasera mientras él hacía lo mismo.

Y una vez que estaban lejos del lugar del trabajo (punto para JungKook), TaeHyung aminoró el paso.

— Creo que ahora estamos a salvo.

— Bien, eso significa que puedo hacer esto.

JungKook atrajo a TaeHyung hacia su pecho y presionó sus labios contra los de él. A pesar del aura prístina que expulsaba el castaño, realmente era muy hábil.

— Está bien, está bien. No nos dejemos llevar — susurró TaeHyung, alejándose.

— Son las diez de la mañana, ese es el momento perfecto del día para dejarse llevar, si es así como lo llamamos en estos días.

— En este lugar no.

JungKook puso los ojos en blanco y mantuvo un brazo alrededor de TaeHyung, diciéndole que fueran al parque más cercano. Cuando el castaño accedió, fueron hasta allí y se situaron debajo de un gran árbol.

— ¿Qué tal ahora?

— Ahora está bien — ronroneó TaeHyung, poniéndose de puntillas para besar a JungKook — Deberíamos irnos pronto.

— Me siento demasiado cómodo donde estoy.

Ambos se habían sentado bajo el árbol, TaeHyung descansaba su cabeza sobre el pecho de JungKook.

— Podríamos vernos después del trabajo, salgo en dos horas.

— Puedo pensar en muchas cosas que me gustaría hacer en dos horas. Y muy pocas de ellas requieren dejar la cama.

— Mm, eso está bien, Kook. Pero alguno de nosotros tenemos que trabajar y mantenernos hermosos.

JungKook besó su frente — ¿Qué sabrías de eso? Eres el chico más bonito del mundo.

— Bueno, tú eres el experto en belleza, ¿no? — esta era una de sus formas favoritas de burlarse de él. Siempre lo había sido.

— De acuerdo. Pero hay una cosa que quiero hacer primero, especialmente en el día de los enamorados.

El rostro de TaeHyung tomó una expresión confusa cuando JungKook comenzó a hurgar en su bolsillo.

— Cierra tus ojos — ordenó JungKook.

TaeHyung cumplió con la petición. Sintió al azabache alejarse solo un poquito, pero aún sentados.

— Ahora ábrelos.

TaeHyung jadeó.

JungKook sostenía una pequeña caja negra con la tapa abierta para revelar el contenido.

Y para TaeHyung, fue el contenido más bonito que pudo haber apreciado; porque en ella había un hermoso anillo de diamantes y zafiros grabados en platino.

— Kim TaeHyung, ¿me harías el honor de ser mi esposo?

FIN.

It's simple to love you ✧ KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora