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—Sé que detestas las sorpresas, Jaehyun

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—Sé que detestas las sorpresas, Jaehyun. Con el fin de expresar nuestras expectativas y de proporcionarte un tiempo razonable, deberías saber que estamos preparados para conocer a tu novio.

La mirada de Myung Jaehyun abandonó de golpe su desayuno para clavarse en el rostro de su madre, que envejecía con mucha elegancia. Un suave maquillaje resaltaba esos ojos de color café que lo miraban con un brillo acerado. Eso no auguraba nada bueno para él. Y cuando a ella se le metía algo en la cabeza, era como un tejón melero con ansias de venganza: beligerante y tenaz, pero sin gruñidos ni pelaje.

Hace unos años, Jaehyun reunió valor para hablar con sus padres sobre su orientación sexual. Con voz temblorosa, les confesó que no sentía atracción por las chicas, sino por los chicos. Sus padres, sorprendidos, intentaron presentarle algunas chicas con la esperanza de que cambiara de opinión. Tras varios intentos fallidos, finalmente aceptaron su decisión, priorizando su felicidad. Aunque su madre persistió organizando encuentros y ocasiones familiares con la esperanza de que encontrara interés en alguno de los chicos presentes, sin éxito, hasta que eventualmente dejó de insistir.

O eso pensó.

—Lo tendré en cuenta —replicó Jaehyun.

La sorpresa dio paso a una mirada de pensamientos aterrados. Porque para él, los novios significaban citas y las citas significaban... sexo.

Se estremeció.

—Tienes casi treinta años, Jaehyun. Nos preocupa que sigas soltero. ¿Has probado Tinder?

Tomó el vaso de agua y bebió un buen sorbo, tragándose sin querer un cubito de hielo. Habló tras carraspear.

—No, no lo he probado.

Solo con pensar en Tinder, y en la correspondiente cita que el servicio prometía conseguirle, se puso a sudar. Detestaba todo lo relacionado con las citas: la desviación de su cómoda rutina, la conversación tonta y a veces desconcertante y, cómo no, el sexo...

—Me han ofrecido un ascenso —le dijo a su madre, con la esperanza de distraerla.

—¿Otro? —le preguntó su padre, quien bajó el periódico que leía de modo que se veían sus gafas de montura metálica—. Te ascendieron hace menos de dos trimestres. Es fenomenal.

Jaehyun se mostró más animado y se sentó en el borde de la silla.

—Un nuevo cliente, un vendedor online muy importante del que no puedo decir el nombre, nos proporcionó unos conjuntos de datos increíbles y me pasé el día entretenido con ellos. Diseñé un algoritmo para ayudar en algunas de sus sugerencias de compra. Al parecer, está funcionando mejor de lo esperado.

—¿Cuándo se hará efectivo el ascenso? —le preguntó su padre.

—La verdad... —La salsa holandesa y la yema de huevo de su pastel de cangrejo se habían mezclado, de modo que intentó separar los líquidos amarillos con el tenedor—. No he aceptado el ascenso. Era un puesto de director de departamento con cinco personas bajo mi mando y que requería mucha más interacción con los clientes. Solo quiero trabajar con los datos.

The Love Equations | DdingdongzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora