Altamar 2

Prólogo

  La sensación de paz nunca es perfecta, en dónde hay luz siempre hay oscuridad, nunca tendrás uno sin el otro.

El Reino estaba creciendo, varias islas se unieron bajo el mando de Min Yohn, dándole el poder que ni el mismo Louis fue capaz de formar con su frío corazón.

El viento y el ruido de las olas quebrándose en la orilla era lo único que escuchaba el Rey omega con su hijo más pequeño en brazos. Todo parecía ir de la mano en todo el reino, quitando a uno que otro traidor del camino o más bien eliminando a los seguidores fieles de Min Louis, que en más de una ocasión intentaron acercarse al castillo.

Su vida de pirata le enseñó algo, ser cruel con el enemigo porque este nunca sería amable con él o los suyos, no importaba que su omega estuviese en contra de ese pensamiento, no iba a permitir a ningún degenerado tocar los jardines del palacio siquiera.

– Su majestad, tengo noticias sobre la isla Perdida que está cerca de aquí – Min solo volteó a verlo, estaba cansado de las malas noticias esa semana – habían campamentos de enemigos listos para atacar So Far Away, pero Jude logró asesinarlos, aún están averiguando que es lo que quieren los aliados del antigüo Rey.

– Envía una unidad fija a esa isla, tenemos que cuidar el templo del Whalien también.

– Ah... Sobre eso... – agachó la mirada ya que era la única parte de la misión en la que falló – lograron borrar y destruir la mayor parte del templo.

– ¿Alguien escapó? – apretaba su túnica real con fuerza, fue su error no colocar defensas allí.

– No lo sabemos...

Con su traje blanco cubierto por una túnica violeta y su corona en alto, a veces dudaba de su clara capacidad, pero siempre que sentía caer en el más profundo abismo, su omega lograba sacarlo a la superficie, quien iba a pensar que lo que comenzó por accidente, terminaría en la más pura historia de amor.

A lo lejos se podía escuchar el canto de aquella ballena blanca, Whalien, convirtiéndose en un presagio de que quizás algo malo estaba a punto de suceder.

Ni muerto su hermano dejaba de causar desgracias en el castillo y en los lugares más cercanos, tenía que acabar con todo rastro de él pero, no sabía que lo peor estaba a punto de suceder.