adaptación | jimsu . ❞
En un mundo donde la supremacía de los alfas es incuestionable, Yoongi se ve obligado a huir a Inglaterra, donde se verá involucrado con Jimin Hasmet. Líder de una de las mafias más peligrosas de Turquía.
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Las coordenadas marcaban una fábrica textil, abandonada y cerrada desde hace más de una década, resultado de leyes ambientales implementadas en la última década. Era un lugar que había caído en desuso, olvidado por el paso del tiempo y las nuevas regulaciones gubernamentales.
Jimin, en su vida previa a la llegada de Yoongi a Kilyos, apenas había visitado la mansión Mavi en dos ocasiones. La mansión, considerada como un frío palacio dentro del clan, evocaba recuerdos del harem de su padre, por lo que intentaba mantenerse alejado de cualquier cosa que le recordara esa parte de su pasado. Sin embargo, a pesar de su desconocimiento de la región, no le resultó difícil ubicar la zona exacta de las coordenadas gracias al equipo de rastreo a su disposición.
Cuando Namjoon llegó con explicaciones vagas y el papel en sus manos, Jimin sintió un alivio instantáneo. Sus pulmones, que se habían sentido pesados y vacíos, se llenaron con un oxígeno intangible que le devolvió la vida. Su lobo, impaciente, había arañado desde adentro, esperando con ansias el helicóptero que transportaba a un pequeño grupo de sus hombres.
Aunque su madre le había aconsejado esperar a la llegada de más alfas de la fuerza militar del clan, sabía que la tardanza sería mayor: muchos de ellos estaban fuera por el Hajj y los restantes estaban dispersos por todo Turquía en la búsqueda que había comenzado desde la madrugada. Por lo que a pesar de la advertencia, Jimin no pudo obedecer.
Las llamas que se desplegaban desde cierta distancia en el cielo le hicieron agradecer por haber tomado esa decisión. El fuego, señal inequívoca de su cercanía, avivó la desesperación en las entrañas de Jimin. La debilidad en su vínculo apenas le ofrecía un mensaje claro sobre el bienestar de Yoongi, lo que aumentaba su ansiedad.
—¡Disparen!
Apenas el helicóptero tocó tierra, se encontraron bajo fuego inmediato proveniente de algunos hombres dispersos en las costas. Jungkook, tan implacable como su título de Bajá lo demostraba, había limpiado el camino para su entrada con menos obstáculos a los terrenos de la fábrica. Mientras Jungkook se quedó en las orillas del mar con cinco hombres para reforzar la posición, Taehyung se apresuró con su equipo técnico al avistar dispositivos entre los escombros del lugar.
—Alguien desactivó los aparatos antes de nuestra llegada. Pero sólo durará brevemente, puedo alargar un tiempo de descanso en las bombas, pero no tengo el equipo necesario para desactivarlas por completo —Taehyung observaba los cables con expresión de asco y desesperación. La inquietud entre todos era palpable, Jimin no podía reprenderlos por eso, no cuando él mismo sentía su cuerpo temblar por los nervios.
—Gana tiempo, el que puedas. Con eso nos bastará —ordena con voz gélida y Taehyung asiente apresurado mientras se inclina para trabajar—. Ömer, quédate aquí junto a Taehyungy tres más. Necesita que lo cubran si hay un fallo en la primera línea donde está Jungkook.
El hombre hace una seña de aceptación, ladrando órdenes sin tardanzas a tres alfas del grupo para que lo acompañaran.
Jimin da media vuelta y se adentra junto con Namjoon y los cinco restantes de sus hombres que le quedaban.