IV

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𝐃𝐄𝐓𝐄𝐑𝐌𝐈𝐍𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍.

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La situación actual era demasiado compleja de describir; inclusive para mi.

Después del trato a mis espaldas que se firmó con la hija del hombre al que odiaba, tuve que reunirme con ella durante tres horas al día. Cada reunión siendo concertada por ella en el lugar que se le antojaba; cafeterías, restaurantes y en una ocasión incluso terminamos en un bar.

Solo había pasado una semana, pero no había lugar en la ciudad que no hubiésemos visitado juntos. En esas reuniones, ella siempre se aseguró de llevar cada dia una carta; escritas con el puño y letra de mi madre.

No podía evitar sentir una mortífera sensación en el pecho cuando mi cerebro hacía conexiones ante los datos que presentaba. Era obvio que mi madre había sido realmente querida por aquella familia, pero entonces no tenia sentido nada de lo que había creido por años.

— Es absurdo —murmuré mientras pasaba una de mis manos por mi cabello por tercera o cuarta ocasión.

A mi lado, mi sombra sonreía con burla, deleitándose con aquel lado inestable que tanto me había ensañado en ocultar.

Esa mujer estaba rompiendo barreras que tarde años en construir, creencias que forje con sangre y sentimientos que enterré con lagrimas. Durante cada encuentro, no solo se encargaba de mostrarme esas cartas, me contaba con alegría anécdotas de mi madre; sin importar cuanto la ignorase o insultase de forma indirecta.

Mi lengua se habia afilado bastante con el transcurso de los años, tener la capacidad de debilitar a tus enemigos con simples palabras es un arte que conlleva esfuerzo. Ver a alguien que no caia en ninguna de mis provocaciones o trampas era sumamente tedioso.

— ¿Te parece gracioso? —pregunté al ente oscuro que comenzó a reírse; o al menos eso aparentaba su sonrisa temblorosa y sus hombros revoloteantes — ja, te has vuelto osado.

El oscuro ser se encogió de hombros mientras dibujaba una mueca en sus labios.

— Hoy tenemos el día libre —susurré casi agradecido.

Aquella mujer no habia concretado un lugar para nuestra siguiente reunión, asi que solo asumí que tendría el dia para mi. Probablemente me pasaría un rato por el cabaret de Mimzy, era una mujer un tanto dulce en exceso pero encantadora.

Cuando estuve por ponerme un atuendo un poco mas formal—puesto que en casa solo llevaba mi camiseta blanca arremangada y con dos botones del pecho abiertos, mientras que mis piernas eran cubiertas por un pantalon negro no muy ajustado—, tres toques acelerados en mi puerta me hicieron fruncir el entrecejo.

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⏰ Última actualización: Feb 13 ⏰

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' 𝐄𝐋 𝐆𝐑𝐀𝐍 𝐒𝐇𝐎𝐖 ' 𝐀𝐋𝐀𝐒𝐓𝐎𝐑. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora