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Capítulo I - "Retomando"

Recorro las frías calles de la ciudad, que están adornadas de un cálido color anaranjado, dándole su tono otoñal característico

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Recorro las frías calles de la ciudad, que están adornadas de un cálido color anaranjado, dándole su tono otoñal característico. Reconozco que extrañaba pasear por aquí, las calles siguen tal y como las recordaba, incluso las tiendas que recordaba, exceptuando mi cafetería favorita. En días así solía pasar por una cafetería muy acogedora, a veces pedía algo para llevar o me quedaba tomando un café mientras dibujaba o escribía algo. Es un hábito que abandoné un poco con el tiempo, no me vendría mal retomarlo.

Muchas caras siguen siendo familiares, supongo que haber vivido durante 21 años de mi vida aquí tuvo sus efectos. En este mes que llevo viviendo aquí me encontré con muchas personas y amistades del pasado, algunas personas no tan agradables, pero en su mayoría me reencontré con quienes tuve una relación muy linda y aún me mantienen aprecio, a pesar de haber desaparecido unos 5 años sin dar muchas explicaciones.

Aún me cuesta entender de dónde salió la fuerza y el impulso de la Marianne del pasado para guardar todas sus cosas e irse a un lugar tan lejos, dejando atrás el único lugar que conoció toda su vida, su hogar. Quizás hoy no podría tener el valor para hacer lo mismo, pero en su momento fue la mejor decisión que pude haber tomado, aunque no estaba tan segura y tenía miedo por lo que me esperaba. Podría decir que es lo mismo que sentí cuando comencé a pensar la posibilidad de volver a vivir aquí, aunque lo pensé un poco mas detenidamente, pero aún sigo sin estar del todo segura de mi decisión.

Por ahora, todo marcha lo suficientemente bien. Al conocer el lugar y las personas, se me hizo fácil re-adaptarme. Encontré un departamento muy lindo no muy alejado del centro, y estoy haciendo un periodo de prueba para ser profesora en el instituto de arte.

Las vueltas de la vida, ¿no?

Aunque no lo parezca, y sea todo lo contrario a lo que cualquier adolescente entrando en la adultez pudiese pensar, poder dedicarte a lo que te gusta es un desafío. Quizás para algunas personas es un poco mas fácil, pero cuando tu pasión es el arte y tu padre no ve otra salida laboral que no sea siendo arquitecta o, en su defecto, metida dentro de una oficina, es un poco mas complejo. Fueron muchos años en los que estuve confundida y no me encontraba en ninguna parte.

Y eso fue lo que me llevó a meterme en lugares y ambientes no tan agradables, intentando buscarme a mi, pero definitivamente no era por ahí. Aunque en su momento me arrepentí por toda esa etapa de mi vida, hoy puedo decir que gracias a eso aprendí muchas cosas y soy quien soy hoy.

Sin darme cuenta, me encuentro frente a mi edificio. Tomo un respiro, intentando salir un poco de mis pensamientos, y entro.

- Buenas tardes, Mery.-Saludo a la simpática recepcionista.

- Hola, cielo.-Me recibe con una cálida sonrisa.

Mery es una señora mayor que se encuentra en la recepción del edificio. Por alguna razón, nos llevamos muy bien, a veces me quedo conversando con ella o incluso hay días que me lleva algo de comida a mi departamento. Ella quedó sola en la ciudad cuando su marido falleció y su único hijo se fue a estudiar, pero es una mujer muy maternal y cariñosa. Podría decir que me adoptó un poco, y lo agradezco.

Mantengo una conversación breve con Mery sobre el clima y por la aparente tormenta que se viene en unas horas, y me dirijo al ascensor para subir a mi departamento.

Al llegar, abro la puerta, y cuelgo mi abrigo sobre el perchero del recibidor. Voy hacia la cocina y me preparo algo rápido para merendar. Hoy es domingo, por lo que mañana empieza una nueva semana, y debo terminar de corregir algunas cosas de mi planificación para las clases.

Realmente desde que me permití adentrarme un poco mas en el mundo del arte y decidí verlo como una posible salida laboral, nunca estuvo en mis planes terminar siendo profesora. Pero me gusta mas de lo que podría haber imaginado en algún momento, es algo agotador, pero es lindo. El horario nocturo es agotador, pero es cuestión de acostumbrarse y adaptarse.

Cuando me mudé, completamente sola y de cero, fue algo complicado. Me costó mucho conseguir trabajo y poder coordinar mis horarios de estudio con las horas laborales. Fueron dos años de mucho ir y venir, mucho cansancio y estrés, hasta que pude acomodarme un poco mas y comencé a estar mas tranquila, un poco menos de horas laborales, mejor sueldo, y pude terminar de estudiar lo que me apasionaba, Bellas Artes. Y puedo decir que recién este último tiempo me encuentro lo suficientemente tranquila, principalmente porque solo me dedico a trabajar y hacer algunas actividades extra, como baile o el gimnasio, para lograr despejar la mente y que no todo sea simplemente trabajar.

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⏰ Última actualización: Jul 18 ⏰

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