I. Tarde

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Cerré la puerta rápidamente y comencé a andar lo más rápido posible, llevaba ya 20 minutos de retraso. Al ver que Nour, mi prima, no andaba lo suficientemente rápido, la cogí en brazos y comencé a correr.

Íbamos a salir con la familia para ir a pasar una tarde después de tanto tiempo sin vernos. Iríamos al paseo marítimo en Marruecos, y cómo no, mi prima Nour, de cuatro años, necesitaba ir al baño y la tenía que llevar yo.

Eran ya las 18:37 y nuestros padres nos dijeron que debíamos volver todos a las 21:00. Y eso hicimos. Después de vernos con la familia volvimos todos a nuestras casas, quizá con unos 10 o 20 minutos de más, pero poco era.

- Que calor hace - dijo Isra, mi prima.

- Ya ves - respondió Imen, mi hermana mayor - Nihed, levantaros Isra y tú a por unos helados, ¿no?

- Que va, que pereza - contesté.

- Venga que pago yo - dijo intentando sobornarme sin éxito, aunque consiguió hacerlo con Isra, la cual me levantó de inmediato.

Fuimos a por los helados, compramos 10 ya que estaban el resto de mis primos también.

Al día siguiente no teníamos nada que hacer. Mis padres tenían planeado ir a visitar a unos parientes lejanos con mis tíos.

No teníamos planeado liarla, y no lo hicimos. Decidimos salir a pasear por una plazoleta que había cerca con el resto de primas que estaban ahí.

Al volver, mis padres nos dijeron a mí y a mi hermana que la próxima semana volveríamos a casa porque las clases se acercaban y debíamos volver ya, por lo que disfrutamos todo lo que pudimos.

Y tal y como dijeron, nos íbamos. Las maletas ya estaban hechas, teníamos el viaje en 2 horas pero mis padres decidieron prevenir antes que sufrir. Antes de subirme al coche volví corriendo hacia la casa ya que se me olvidó coger el collar nuevo que le compré a mi hermana por su cumpleaños, ella no lo sabía, así que dije que iba al baño y, al salir y sin darme cuenta por las prisas, me choqué con alguien y se me cayó el collar.

- Ostias, lo siento - dije sin mirarle a la cara, agachándome a coger el collar.

- No te preocupes, ha sido culpa mía, ¿estás bien? - contestó una voz masculina medianamente grave.

Al mirarle, mi cerebro no daba respuestas. Atractivo sería poco decir de él. Era un chico alto, tenía el pelo rizado, de color oscuro, muy oscuro. Sus ojos poco más de lo mismo, un marrón oscuro, que, al darles el sol se aclaraban un poco, haciendo que sean un color café, eran preciosos.

Se llevó su mano a la frente, usándola de sombrilla para sus ojos, haciendo que el sol deje de apuntar a sus ojos. Él, con una sonrisa en la cara, seguía esperando mi respuesta, una respuesta que no pude darle por lo embobada que estaba.

- Sí, sí sí - estaba demasiado nerviosa - Estoy bien, gracias - dije finalmente sonriéndole y me fui.

Esto tenía que ser una broma. Sabía que lo bueno siempre llegaba tarde, pero en serio, ¿tan tarde? ¿Por qué ahora que me voy? Era demasiado tarde.

CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora