Capitulo 1

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—Es tu turno, prepárate para salir— fue lo que escuchaste desde la puerta de tu camerino vistiendo un vestido de encaje rojo bastante revelador mostrando gran parte de tu cuerpo como tus pechos y piernas junto a tus glúteos al ser un vestido bastante corto, te miraste una última vez al espejo soltando un suspiro para salir de aquel camerino que tenias asignado aparte de las demás mujeres de compañía, caminaste por los pasillos atrás del escenario escuchando los murmullos y platicas de los hombres con sus comentarios bastantes sucios sobre las mujeres, todos esos hombres tan desagradables que esperan verte esa noche, tomaste un momento para salir junto a la música mostrando aquel acto de un baile lleno de lujuria, una actitud completamente diferente para complacer a tu público quien no dejo de ver tu cuerpo.

 con morbo y lujuria en espera de que complazcas todos sus deseos mas carnales que no pueden conseguir por fuera al ser figuras publicas, solo queda tener sus momentos en lugares como este.

Entre la multitud notaste un hombre serio, venia con un traje bastante diferente a los demás, era algo mas simple con la mitad de su rostro cubierto por una especie de cubrebocas que pasa desde su cuello hasta la mitad de su nariz, no parecía un hombre de negocios como los demás que están entre la multitud dispuestos a pagar lo mas que sea por tener una noche en este lugar, pecar y mentir a sus esposas por pasar una noche en compañía con una mujer. La mirada de aquel hombre comenzó a intimidarte por lo que tu acto se volvió un tanto torpe fallando algunos pasos mientras te quejas de ti misma en tu mente por fallar y por su puesto no tardaron los comentarios de aquellos hombres —Ten cuidado preciosa, no queremos que dañes ese hermoso cuerpo—, —Parece que te tenemos nerviosa o ansiosa por nosotros— los hombres soltaban burlas, pero no dejaban de arrojarte el dinero e incluso colocarlo en las prendas de tu cuerpo tocando este de manera obvia.


Terminaste con tu acto para bajar del escenario un tanto avergonzada y molesta por tu actuación en ese momento, los hombres no dejaban de pedir por mas, pero comenzaron a levantar todo el dinero para llevarlo a contar, al estar libre aprovechaste para buscar con la mirada aquel hombre mientras caminas por el local dando con la vista en su ubicación, estaba solo y no parecía importarle los demás actos o cuando las mujeres de compañía se acercan a él, miraste a Rous una de las chicas mas bonitas y con la que mejor te llevas en el negocio siendo ignorada por aquel hombre, no dudaste en hablarle a Rous —Parece alguien bastante serio, ¿te dijo algo?— ella se molesto un poco mientras te cuenta —Que no piensa tener compañía con una mujer tan desagradable, puedes creerlo— Rous se miraba molesta por que la negaran, jamas la habían negado e incluso era de las que mas dinero gana junto a ti. Miraste al hombre una vez que se fue Rous y seguía igual se negaba por completo al tener a alguien con él lo que te pareció extraño, ya que eso buscan todos aquí en El jardín del Edén, una compañía por una noche.


Tu jefe te hablo en cuanto te miro te pidió que te acercaras a su mesa de manera rápida, tenia una mirada molesta y sabia el porque. Al llegar te mostro un cheque con una cantidad bastante alta a nombre de König, al parecer alguien importante te había pedido para tener tu compañía así que miraste a tu jefe para hablar, pero el se adelanto —El hombre de la mesa 14 quiere tu compañía cariño— te miro un momento con una sonrisa un tanto molesta se levanto de su silla para sujetarte con fuerza de las mejillas con su mano para que lo mires —No lo arruines esta vez, hoy pagaron menos por tu torpeza así que recupera lo que perdiste o tendrás que rebajarte a vender tu cuerpo con cualquiera para recuperar el dinero— te aventó para que te fueras, tu sabias que eras una de las favorita del lugar y una de las que da mas dinero al lugar, así que buscaste la meza con la mirada y era aquél hombre extraño.


Miraste un momento atrás a tu jefe que tenia esa mirada molesta mirando los siguientes actos para saber el dinero que tendría cada una, sabias que tenías que recuperar el dinero o saldría peor, cambiaste de nuevo tu actitud soltando un suspiro para caminar al hombre que tenías en frente con esa sonrisa coqueta para sentarte sobre su regazo, pero el te sentó a su lado no parecía ver tu cuerpo en ningún momento —Te compre esta noche por una razón y no va ser por tu cuerpo— hablo de manera firme teniendo que ver un poco abajo para ver tus ojos, tu asentías a sus palabras y notaste de inmediato lo grande que era —Ocupo que me ayudes con algo y no es una opción negarte— su mirada te hizo menos en ese momento mientras te sujeta del brazo con algo de fuerza —Dime, ¿cual es la habitación mas lejana de este lugar?— tu lo miraste confundida riendo un momento sin perder tu sonrisa coqueta —Puedo proporcionar cualquier compañía que usted guste por esta noche, pero no ofrezco un servicio sexual— comentaste con amabilidad mientras te sueltas de su agarre siguiendo a su lado.


Él te miro molesto soltando una suave risa un tanto molesta —No te pedí una noche de sexo, dije que cual es la habitación mas lejana— volvió a repetir para jalarte con el sin ser amable a la zona de habitaciones del lugar, podías escuchar los gemidos y los sonidos obscenos que hacían los demás mientras aquel hombre alto te lleva a la ultima habitación a la fuerza cerrando la puerta al llegar —Tengo algo muy importante que descubrir aquí y tu seras mi pieza para poder llegar con tu jefe— lo dijo sin rodeos cerrando todas las ventanas junto a las cortinas para acercarse a ti con esa mirada fría e intimidante —¿Disculpa?, ¿de que estas hablando?— tu soltaste una risa nerviosa mientras observas aquel hombre frente a ti confundida —No te hagas la inocente, se que eres la favorita de ese perro faldero y conozco el porque— comento haciendo mención con la mirada a tu cuerpo mientras tu te enojas por su comentario —No se de que hablas, jamas haría algo como eso— querías salir de la habitación, pero sabias que si salias lo pagarías muy caro por no complacer a un cliente —No te hagas la difícil, solo te pediré algunos favores y no puedes desobedecer a tu cliente si no quieres quejas— el te sujeto de los hombros teniendo un agarre firme en ti.

Era cierto, no podías recibir quejas si no querías perder tu estatus en el jardín del edén, no querías caer en lo mas bajo para poder pagar lo que el cliente como el daría por ti —Dime que es lo que quieres que haga— comentaste en voz baja mirando la sombra detrás de ti de su cuerpo imponente —Eso quería escuchar, de ahora en adelante te comprare cada fin de semana para mi— paso su mano a tu cuello como si fuera una cadena para dar a entender su punto.

La flor prohibida del edénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora