01 BP

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Nayra era una chica de 19 años, con el pelo de color negro y ojos color café, se había independizado a la corta edad de 17 quedando en un lindo vecindario de buenos aires.

A dos años de mudarse a ese barrio tranquilo Nayra se había preparado para salir de casa e ir a trabajar, colgó su bolso en su hombro saliendo finalmente de casa, al voltear la mirada vio un camión de mudanza en la casa justo de al lado. De ese mismo camión había bajado bastante gente empezando a llevar las cajas a dentro de la casa. Seguí mi rutina caminando hasta la parada del colectivo, más tarde pasaría a mirar quién será mi nuevo vecino o vecina. Nadie sabía.

Dos semanas después...

Era fin de semana, estaba acostada en mi sillón mirando la televisión cambiando de canal por lo aburrida que estaba, podía escuchar la música fuerte del vecino retumbar hasta mi casa, este hijo de puta me iba a explotar las ventanas. Me puse una remera grande junto con un shor negro pegado al cuerpo.

Suspiré saliendo de casa con las llaves en mano, cerrando la puerta principal detrás mío caminando hasta la casa bonita de mi lado, al estar frente a la puerta del vecino toque con fuerza golpeteando esta varias veces. Repetí la misma acción ya enojada por lo fuerte que estaba la música y finalmente abrieron la puerta, levante mi mirada encontrando al pelinegro con rulos, ojos lindos color marrones, muchísimo más alto que yo cosa que no podía creer, podía jurar que se tenía que agachar un poco para pasar el marco de esa puerta.

- Hola ¿buscas algo? - El primero en hablar fue él, su voz gruesa me dejó sin aire, trague duro asintiendo varias veces tratando de disimular el leve sonrojo que había en mis cachetes.

- Hola...Eeh, si ¿No podrías bajarle un poco la música? Es fin de semana y necesito descansar porque trabajo.

- Si, obvio, discúlpame, no me di cuenta que tenía el volumen tan alto, gracias por avisar - El ruliento sonrió amablemente, después de esa pequeña charla nos despedimos, y si, había bajado el volumen de la música.

Unas horas después finalmente subí a mi habitación, usualmente las casas de ese vecindario eran de dos pisos incluida la casa del ruiliento y ambas ventanas estaban en la misma dirección. Finalmente me despojé de mi ropa dejándola sobre la cama caminando desnuda hasta el baño de mi habitación.

Narra blas...

Estaba acostado en mi cama, viendo videos en mi teléfono vagando por alguna de mis redes, ya que tenia libre y mañana tenia que ir de nuevo a trabajar, me levante de la cama yendo a cerrar las cortinas de la habitación hasta que mi mirada pasó por la ventana justo enfrente de la mía, y ahí estaba mi vecina, desnuda con el pelo mojado recién salida de la ducha, podía ver su cuerpo moverse de lado a lado posiblemente estaba escuchando música, era bellísima, sus tetas rebotaban levemente mientras se colocaba un corpiño color negro al igual que su tanga. Cerré rápido la cortina mirando para abajo notando el bulto duro que se había formado por esa imagen, claramente no podía sacármela de la cabeza por lo que baje mis pantalones junto con mi bóxer empezando mi trabajo con mi diestra.

Dos meses después...

Dos largos meses habían pasado en los que todas las noches llevaba mi mano a mi bulto duro y me masturbaba reiteradas veces por la imagen que me otorgaba mi vecina. Una semana más había pasado, y habíamos quedado con Nayra para que finalmente viniera a pasar la noche a casa, ya que era fin de semana y ambos teníamos libre, nos habíamos hecho amigos con el paso del tiempo y con mi insistencia por lo que ahora estaba acomodando mi casa hasta oír el timbre, rápidamente fui a abrir encontrandome con la pelirroja que me sonreía de esa manera tan dulce.

ONE SHOT | LSDLNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora