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AVRIL'S POV

Un luz blanca penetraba mis ojos y, otra vez, ese dolor de cabeza se hizo presente. Maldije internamente mientras intentaba sentarme en dónde sea que estaba recostada. No podía abrir los ojos debido a la intensa luz.

— Oh, lo siento. — Se lamentó cierta voz masculina para luego quitar esa gran lámpara de mi rostro. — ¿Así está mejor?

Pasé mis manos por mi cara con la intención de recomponerme más rápido. Suspiré un poco y luego rasqué mi nuca. Poco a poco abrí los ojos y fui detectando dónde estaba.

— Si, gracias. — Murmuré como podía, mi voz casi no salía. — ¿Estoy en el hospital? — Fruncí el ceño mientras devolvía mis manos a mis muslos.

El señor de cabello castaño asintió con la cabeza y sonrió.

— Exacto. — Afirmó. — Soy el Dr. Jasper, ¿puedo hacerte unas preguntas? — Se colocó unos anteojos con marcos negros y finos, luego tomó el cuaderno en su escritorio y un bolígrafo.

Yo me límite a asentir.
Estaba cansada, como si no hubiera dormido en días. No entendía nada, pero estaba agradecida de estar en un hospital, ya que de esa forma iba a poder entender por qué todos nos veíamos más viejos.

— ¿En qué año estamos? — Preguntó mirándome a los ojos. Yo volví a fruncir el ceño, pues su pregunta era demasiado obvia.

— 2012. — Respondí con seguridad mientras seguía explorando el consultorio con mi mirada.

— Genial. — Dijo en un suspiro. — ¿Conoces a una niña llamada Elena?

Ese nombre sin duda no me sonaba. ¡¿Que carajos eran esas preguntas?!

— ¿Elena? — Rasqué mi cuero cabelludo en busca de respuestas, aunque era más que obvio que la única Elena que conocía era la cajera del Mcdonald's. — ¿Una niña pequeña?

— Si.

— Lo siento, yo no conozco ninguna Elena.

— Okey. Hagamos una más fácil. — Anotó algo en su cuaderno y volvió a mirarme. — ¿Que es lo último que recuerdas?

Pensé por un tiempo, mi cabeza estaba hecha una laguna, no sabía que decirle primero.

— Pues, recuerdo que estábamos de fiesta con mis amigos y una chica derramó su bebida sobre mi. — Hice una pausa para ordenar mis ideas. — Ella me dió otro vestido y se disculpó, luego seguimos la fiesta y hoy me desperté en una lujosa casa en las colinas. Pero es todo tan raro, ahora todos lucen mayores y tienen autos futuristas. — Tragué en seco y luego eché mi cabeza hacia atrás, mientras más estrés se hacía presente.

El continuó escribiendo en su anotador.

— Necesito que hagas unas respiraciones conmigo. — Se puso de pie y me tomó de los hombros para ayudarme a acomodar mi postura. Yo asentí, ya que no tenía nada que perder. — Me avisas cuando te sientas mas relajada.

Yo dije que si con la cabeza y comenzamos a hacer respiraciones, creo que intentaba calmarme... y de hecho funcionó. Con cada respiración me sentía un poco mejor y era como si cada vez perdiera más peso de mi espalda, peso que antes no sabía que tenía.

— ¿Mejor? — Quiso saber después de un tiempo.

— Mejor. — Le confirmé y el volvió a tomar asiento frente a mi.

— Bien, voy a hacer pasar a tus padres, amigos y a tu esposa. Ellos necesitan saber lo que tienes y quieren verte, están preocupados. Luego todos sabrán que está ocurriendote. — Me guiñó el ojo para calmarme, pero yo entendía cada vez menos.

Hasta el insiste con el tema de mi esposa. Es literalmente imposible que esté casada, tengo dieciocho.
Pero dijo que mis padres entrarían, así que una gran emoción recorrió mi cuerpo, los extrañaba pero a la vez tenía miedo de que me regañaran por escaparme de la casa.
Esperé paciente mientras movía mis pies con ansiedad. Pronto, Laura y Bernard aparecieron casi corriendo y me abrazaron.

— ¿Cómo estás, chiquitita? — Preguntó mamá mientras ella y papá me abrazaban.

No pude evitar sonreír, extrañaba tanto a mis padres, después de tanta confusión se sentía bien tener el calor de ellos.
Y si, ellos también se veían más mayores, pero eso ya no me sorprendia... todos nos veiamos más adultos.

— Estoy algo mareada, solo quiero irme a casa. — Suspiré, sin despegarme del abrazo. — ¿Podrán perdonarme por escapar? — Dije reteniendo las lágrimas.

— Fizzy y Cami tienen razón, estás muy rara. — Rieron ellos dos para luego dejar un beso en mi frente, yo fruncí el ceño.

A los minutos llegaron Camila, Annaka y un niño pequeño... que a decir verdad, se parecía mucho a Cami.
Mi amiga se sentó a mi lado en la camilla y apoyó su cabeza sobre mi hombro, yo fácilmente correspondi pasando mis brazos alrededor de su torso. Siempre hacíamos eso cuando ella estaba cansada, aburrida o preocupada. El niño me miró y me saludó con su manita, yo sonreí, amaba a los niños, y lo saludé de la misma forma.
Annaka se sentó en un sofá para visitas y el doctor volvió a su lugar.
Mis padres se quedaron parados, siempre que estaban nerviosos hacían aquello.

— Señores Linwood, Señora Peralta, Señora Fourneret - Linwood. — Y ahí estaba otra vez, ¿cuántas veces más voy a tener que repetir que no estamos casadas? — Me temo que Avril está sufriendo perdida de memoria a largo plazo. — Explicó y mi madre casi se desmaya. Yo volví a creer que todo era una broma, eso no podía ser real.

— Vamos, Cams, deja esto en serio... ya no es gracioso. — Le suplique mirándola. Es decir, no me molestaba la idea de estar casada con Annaka y todo eso... ella era un bombón... pero todo ese asunto de ser mayor no me agradaba.

— Se lo que estás pensando, Vril. Pero te juro que no es una broma, el Dr. Jasper es un profesional, nunca haría una broma. — Dejó un beso en mi cien y luego ella me acurrucó en sus brazos.

Me eché a llorar en su cuello. Sin Camila mi vida nunca habría tenido sentido, ella siempre estuvo allí, y era la única que me entendía de pies a cabeza.

— Su último recuerdo es el de haber ido de fiesta, dónde una chica derramó algo sobre su vestido. — Explicó el.

— ¿Es posible que recupere la memoria, Doc? — Preguntó Annaka. Se veía preocupada, triste.

— Hay que ayudarla a qué recuerde de a poco, pero no prometo que la recuperará. — Suspiró el. — Empecemos por el año, ella cree que seguimos en el 2012. Avril... — Llamó mi atención y yo lo ví con lágrimas en mis ojos. — ¿Podrías tomar mi teléfono y decirme en qué año estamos? — Me extendió un teléfono largo y fino con tres cámaras y un hermoso color blanco. Traté de encenderlo como pude, no entendía muy bien como usarlo.

— Dice... — Busqué en la pantalla y pronto encontré el año. — ¡Carajo! — Le devolví el teléfono y tapé mi boca con mi mano. — Puta madre, ¡Estamos en 2024!

Ahora entendía todo un poco mejor, ahora era evidente el por qué los autos se veían tan tecnológicos.
Siempre había querido viajar en el tiempo, conocer cosas nuevas, lugares nuevos, hasta me imaginé viviendo con aliens, pero nunca creí que terminaría perdiendo la memoria y tendría que adaptarme a "el futuro".

— ¿Viaje en el tiempo? — Pregunté al no entender como había sucedido. — ¿Cómo pasó tanto tiempo y yo no lo recuerdo?

El Doctor sonrió, como si le hubiera hecho gracia mi pregunta.

— No, no viajaste en el tiempo. Perdiste la memoria, no recuerdas nada de los últimos doce años. Es por eso que lo mejor es que te tomes un tiempo para estar en paz, descansar, hacer reposo, recibir cariño de tus seres queridos y luego retomar la rutina. Quizás leer un viejo diario íntimo o ver fotos sería una buena idea. — Dice lo último mirando a Annaka.

I'm sorry, I love you - Annaka FourneretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora