Nuevos Amigos

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De las grandes montañas, y el gran Río Grande, un grandioso sol renace para regalar una hermosa oportunidad más para lograr sueños. Mientras tanto, June, un apuesto joven de 20 años, de cabello churco y castaño, con ojos azul como el mar y marrón como el café mañanero, de contextura un poco acuerpada, gracias a las largas caminatas para traer el alimento y algunos trabajos, y una nariz algo achatada, se encontraba dormitando en su pequeña cama. Algunos pequeños rayos atravesaban el techo y le advertían el inicio de un nuevo episodio de vida.

Era el primer día de cosecha del año. Muchos, quienes conocieron la magia, extrañaban como esta facilitaba el proceso de control de plagas e intrusos, como duendes, hadas invasoras o trolls que buscaban llevarse la producción más fresca. Sin embargo, ese no fue impedimento para la honrada y fuerte población de Mistralis.

Escucha el sonido de un melodioso ukelele, mientras una dulce voz se encontraba buscando las mejores composiciones. Al levantarse y acercarse a la pequeña sala, en donde se encontraba una mesita de roble, tres sillas y el aroma a café caliente madrugador, se encuentra con Maríe, quien ya a sus 20, ya se encontraba con su atuendo para sus clases: un vestido azul celeste adornado con flores amarillas, una balaca blanca que abrazaba su churco cabello y unas baletas marrones con pequeños girasoles tejidos.

--Hasta que por fin despiertas dormilón –Maríe deja su ukelele y lo alista para salir–. Hoy iniciaré mi sueño –expresa un pequeño grito–, espero poder sorprenderlos.

--Lo harás –toma June una pequeña taza con café, el cual salía una pequeña honda de humo.

Desde pequeña anhelaba ese momento de lograr llevar la educación a muchos niños y jóvenes que no podían acceder a ella por su situación económica. A sus 5 años logro conocer muchos libros y amigos quienes ayudaron en su aprendizaje. Amaba los de magia, los de agricultura y matemática. En Mistralis, Maríe empezó a ser conocida por sus clases personalizadas a niños y adultos que deseaban aprender, así ganaba su comida y su casita.

June toma un pan que se encontraba en uno de los platos y le comienza a hablar a Maríe de su nueva aventura.

--Me encantaría poder intentar un nuevo trabajo, aprovechando de estamos en cosecha.

--¿Qué tienes planeado?

--Cacería de duendes.

Maríe esboza una pequeña sonrisa mientras le da un abrazo de despedida.

--No vayas a sobrecargarte. Te conozco, así que diviértete.

June se despide.

La nueva academia se encontraba en la gran plaza central. Maríe era muy conocida como Mamá Mar, y cada vez más personas se maravillaban por su forma creativa de enseñar. Hasta que un día, el regente Ruy le obsequió una gran casa ubicada en la plaza central de Mistralis, en donde ella podía impartir sus clases a las personas que pasaban. Por meses estuvo adecuando el lugar, llenándolo de flores, piedrecillas y dibujos que ella misma realizó.

"No puedo esperar, no puedo esperar –decía mentalmente ansiosa–. Ya deseo abrir esas maravillosas puertas".

Los niños corrían y la saludaban con mucha felicidad. Algunos aldeanos esperaban que pasara para regalarle fruta, mientras que un grupo musical le cantaba una dulce melodía.

Dulce Maríe, dulce luz

Brilla mucho e ilumínanos

Su vestido azul

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⏰ Última actualización: Feb 10 ⏰

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