Capítulo 2

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Entre consejos y revistas…

Todo el bosque había quedado sumido en un sepulcral silencio acompañado de una fuerte tención que hiso que todos los seres vivientes de la zona salieran corriendo despavoridos por sus vidas y por unos eternos segundos que amenazaban con quebrar la casi inexistente paciencia de la que el hanyou se había armado para hacer la tan temida pregunta, el monje que tardó en reaccionar y por fin romper la tención del momento.

– ¡Qué!, ¿lo dices en serio? Inuyasha. –Pregunto el monje muy sorprendido por la petición del hanyou, Miroku sabía de los sentimientos de este por la miko del futuro, pero jamás imagino que lo llevarían a solicitarle como conquistarla.

-Kej, me vas ayudar o no. –Pregunto impaciente el oji dorado, desviando el rostro para que el monje no notase el fuerte sonrojo que amenazaba con superar el color rojo de su traje.

El monje trato de ocultar la incipiente sonrisa que se formó en sus labios al ver lo gracioso que se veía el inu-hanyou con su rostro sonrojado, pues el sabia lo agresivo e inestable que solía ponerse su amigo si alguien hablaba de sus sentimientos hacia la miko del futuro.

–Oh pero parece que mi pequeña bestia por fin ha madurado y ha decidido probar los placeres que una bella dama pueden ofrecerle. –Dandole palmadas en la cabeza como si fuera un cachorro y sonriendo malicioso al ver como el sonrojo del hanyou incrementaba drásticamente, tanto que empezaba a salirle vapor por las lindas orejitas de perro. –Que emocionado me siento, hay tantas cosas que podría enseñarte, que no sé por dónde empezar.

–Kej. Solo empieza de una vez monje, que no tengo tiempo que perder. –Gruño el hanyou presionando sus puños para no atacar al impertinente monje y queriendo acabar con la bochornosa situación lo más rápido posible.

–Lo primero que debes saber y conocer son partes más ocultas de una mujer, la forma en que estas pueden darles placer ah ambos, entonces cuando tú le metes… –Un sonoro golpe interrumpió al monje cuando intentaba compartir sus milenarios conocimientos.

-Miroku. –Gruño el hanyou lleno de frustración y vergüenza. –Yo sé cómo se lleva a cabo el apareamiento. Pervertido, lo que quiero que me enseñes es como hago para que ella quiera hacerlo conmigo. –termino de decir el inu-hanyou aún más sonrojado llegando a tonalidades que se confundían con su traje rojo hecho con piel de la rata de fuego.

–Ah ya entiendo tú quieres que comparta contigo, mi secreto para serle irresistible a las bellas damas. –Dijo el monje inflando su pecho de orgullo y ego.

–Kej, solo dime lo sabes monje.

–Lo primero que tienes que saber mi pequeña bestia es que para conquistar una mujer tienes que saber cómo tocarla. –continuo el monje poniendo su cara más pervertida al recordar todas la veces en había tocado a su querida Sanguito. –Y también tienes que decirles tus intenciones, a las mujeres les gusta que uno sea directo. Por eso lo mejor es que les pidas un hijo, asi ella sabrá que la quieres en serio.

–Monje tonto, si le dices a Inuyasha, que le diga eso a Kagome lo más probable es el perro bobo termine haciendo un agujero hasta el otro lado de la tierra de tantos osuwaris que Kagome le dará. –Dijo el pequeño Shipo, que había llegado hace poco junto a los dos adultos y que de "casualidad" escucho la conversación. –Aunque pensándolo bien un par de osuwaris sería muy divertido de ver.

–¡Shippo! –Gruño molesto el inu-hanyou por la interrupción del menor. –No te metas en lo que no sabes. –Dijo el hanyou dándole un golpe en la cabeza al pequeño niño.

–Ahh…perro tonto yo solo quería evitar que por la culta de Miroku Kagome te terminara matando. –Dijo el pequeño entre berridos.

–Que dices pequeño Shipo…yo solo estaba compartiendo un poco de mi sabiduría con Inuyasha.

Como Seducir A Una Miko Del Futuro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora