CAPÍTULO XXXVI

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LA PRIMERA MUJER

El despertar de Lucifer fue un acto forzado que alteró el orden natural del apocalipsis. Se levantó del letargo con sed de venganza; listo para asesinar a todo ser vivo presente en la guerra. Para él no existía la misericordia, porque todo aquello que creó su padre le recordaba las razones por las que fue encerrado y torturado en una celda del infierno. Por esta razón, Cosmos maldijo las acciones de Violet y se apresuró en su actuación antes de que Lucifer asesinara a Sunshine. Recogió el cabello de Daniela y lo envolvió en su mano derecha para luego caminar hacia Zoe con la intención de frotar su frente.

   —Vamos. Demuéstrame que tan especial puedes llegar a ser.

Al mínimo contacto, el cabello reaccionó envolviéndose por su brazo, retorciéndose como una serpiente y tornándose cada vez más rígido. La frente de la niña se marcó con el símbolo del infinito e inició su llanto que se extendió en forma de ondas de energía dorada. Formó una burbuja para protegerse y atrapó el brazo de Cosmos, que de inmediato empezó a envejecer. A su pequeña edad dejó estupefacto al Dios del universo, que, aunque perdió un brazo, no pudo ocultar su emoción.

   —Eres un arma de destrucción —intentó curarse, pero no lo consiguió y prefirió arrancarse el brazo—. ¿Acaso fue el cabello de Sunflower lo que te hizo despertar?... Porque para ser la hija de Eva, has superado a cualquier criatura en el universo.

De pronto, la burbuja empezó a absorber su divinidad, llevándolo lentamente a la senectud y guiándolo a la mortalidad.

   —Insolente, Sirio. ¿Quieres pelear contra el Todopoderoso? —apretó su puño y lo iluminó con voraz energía—. Soy Cosmos, tu Dios, quien entregó esta tierra para que la habitaran y hoy la visita para borrar la maldad de los padres sobre sus hijos.

Recitó su línea terminando con el impacto de su puño contra la burbuja y generó una explosión que los ocultó temporalmente en el jardín. Solo se oyeron sus risas de satisfacción por haber logrado su objetivo, incluso cuando sus hijos intervinieron en sus planes. Ahí fue donde iniciaron los verdaderos experimentos con la hija de Sunshine.

Por otro lado, aquellos que escucharon el llanto de la niña se detuvieron al sentir las ondas de energía dorada atravesando sus cuerpos. Su llanto siguió resonando terroríficamente en los alrededores y la muerte bajó la cabeza, imaginando los violentos actos de su padre sobre la inocente criatura. Guiado por el llamado de su hija, vio a Sunshine levantarse y mantenerse en pie con todas las heridas ocasionadas por Red; mientras el falso profeta se enfrentaba a Lucifer y Mathilde caía muerta bajo la mandíbula de Cerbero.

   —Buen chico —felicitó Lucifer y entregó otra orden—. Ahora quiero las cabezas de esa bestia tonta que dejó que la domaran. Ve y cumple los deseos de papi.

La florista quedó frente a Sunshine y estiró su mano para contraerla antes de tocarlo. Sus ojos se cristalizaron con una expresión de tristeza causada por verlo andar inconsciente. Sus heridas derramaron suficiente sangre como para que cualquier ser vivo fallezca, pero él se mantuvo en pie porque quería salvar a su hija de la tortura causada por un dios egoísta.

El profeta sintió curiosidad sobre el efecto que causaría la conexión del Sol y la elegida, no obstante, tuvo que enfocarse en su duelo con Lucifer o moriría sin oportunidades. Sostuvo sus cuchillos de combate e hizo crecer sus músculos para resistir los ataques de su contrincante. Por otro lado, Violet quiso desviar la atención de Sunshine y eligió a su hermana menor, Keith, dándose cuenta de que ya estaba muerta. Su siguiente opción fue Maite, a la cual prendió fuego para que sus gritos llegaran a su objetivo.

De pronto, el llanto de la niña dejó de escucharse y dio pase a los gritos de auxilio de la mujer que ardió en la cruz, pero aun con su muerte, Sunshine no desvió su camino. El jinete de la muerte tembló al recordar la orden de su padre, por lo que rápidamente eligió torturar a Alexandra, teniendo la seguridad que al menos esta vez sí se detendría un momento.

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