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Lo que creyó amor era engaño disfrazado de ternura y caricias, y besos. Oh vaya que estaba deprimido, tan deprimido que le habían echado del trabajo por no presentarse, solo le llegó la notificación por correo y fue todo, debía la renta, los gastos básicos, y solo las paredes saben cuanto tiene sin darse una ducha, aunque su hermana comprensiva en todo aspecto no le pudo tolerar el aroma tan hediondo que había en su habitación, le dio unos cinturonazos y lo sacó con amenazas hasta el patio donde le mojó con la manguera y le ordenaba muy molesta que se enjabonara, cómo hermana estaba preocupada, era su hermano, su hermano menor, su hermano pequeño, lo amaba, lo quería, le procuraba, había sido difícil para los dos, y ahora verlo así por una mujer cualquiera bah, le hacía hervir la sangre. Diane arrojó una toalla encima de Ikal
—Ahora vuelvo— con una sonrisa.
—¿A dónde vas?—.
—No te importa— con la misma sonrisa.
Ikal se buscó un poco de ropa, realmente la que menos olor a culo tuviera, Diane tenía razón, ese lugar hedía, pedía a gritos una lavada, de entre todo el desorden destacaba un marco, una fotografía, de Ikal con una bonita mujer, su ex novia, y casi se echa a llorar, pero su hermana estaba ahí, con lo ocupada que estaba, ya lloraría cuando se fuera. Diane había ido por materia prima para hacer algo de comer, mientras que Ikal arreglaba un poco el cuchitril que tenía.
—¿No deberías estar trabajando?— inquirió el joven.
—Pedí vacaciones, no iba a dejar a mi hermanito ser consumido por la depresión—.
—No era necesario, yo ya estoy bien—.
—No me parece que estes bien— le miró, una mirada seria.— Olvida a esa mujer, si lo quieres puedo presentarte a una amiga— continuó con sus andadas.
—Eso... No será necesario, estoy bien— replicó Ikal.
—¿Entre toda esa hediondez?, si claro, ¿y qué harás ahora que te echaron del trabajo?—.
—Buscar uno nuevo—.
—Puedo hablar con mi jefe, seguro te darán un puesto—.
—No quiero que tengas problemas después—.
—Hoy no hablamos de mi, sino de ti— se giró con la cazuela en las manos.— La comida está lista—.
Compartieron la mesa y la comida con mucha confianza eran uno del otro, por lo que Ikal se echó a llorar cuando el sentimiento le ganó, su hermana era muy dulce, un angel verdadero, y él ahi llorando por una mujerzuela, y aunque le tomó por sorpresa Diane, igual le consoló. Le acariciaba el cabello mientras él estaba recostado, le recordaba a su madre (muerta), pues Diane tenía el mismo rostro que ella.
—Estaré contigo todo el fin de semana Ikal, espero no incomodar— dijo la joven mujer.
—Gracias, te quiero—.
—No acostumbras a decir te quiero así cómo así— se mofó.— ¿Te parece si vamos al parque de diversiones mañana?—.
—Es costoso—.
—Tengo boletos VIP, los gané en un sorteo—
Ikal se giró y le miró al rostro, ella hizo lo mismo, sus cabellos castaños eran arrastrados por las manos de la gravedad.
—¿Qué dices?—.
—Me parece bien—.
Habían quedado huerfanos a los 10 y 13 años, con todo lo malo del ser humano en su contra, solos, no había pariente lejano o cercano que quisiera siquiera tomar la minina responsabilidad, murmuraban a sus espaldas, eran solo unos niños en una casa enorme fría y llena de monstruos, Diane siempre estaba protegiendo a Ikal, de todo y de todos, y siempre se llevaba las peores partes, cómo aquella vez que casi la matan a pedradas, dentro de su ignorancia no entendían qué había de malo con ellos, porqué la gente los miraba con tanto desden, a su enrome hogar un día alguien apareció, dijo que tenían el dinero suficiente cómo para comprar un estado, y de pronto aquellos que nunca se molestaron en cruzar miradas de pronto eran amigables y estaban dispuestos a extender la mano, fue una simple frase "no lo queremos", y desde entonces han vivido el uno para el otro, o bueno hasta que Ikal se le ocurrió enamorarse de una cualquiera.
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NAHUALLI
RandomMÉXICO AÑO 2115. El C.P.O está en una constante guerra por la seguridad pública en contra de un mal milenario.