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Matthew tiene su boca en una perfecta O cuando ve a su amigo el día siguiente. Su camisa de educación física no cubre nada de su cuello, dejando a la vista los chupones en su piel pálida. Detrás de él el resto de la clase está igual de sorprendida que Seok, incluso la maestra Park ha dejado de revisar sus apuntes cuando Sung entra al salón orgulloso de lo que Hao había dejado sobre él la noche anterior.

"Tus padres deben estar que bajan a Jesús de la cruz" comentó Seok cuando lo tuvo cerca. Hanbin asintió divertido, el desayuno esa mañana había sido un escándalo en todo el sentido de la palabra. 

Su madre le había tomado de los hombros y le había revisado el cuello un sinfín de veces. Su padre, a su lado, estaba mudo, pero con los ojos abiertos de par en par. Sus hermanos avergonzados balbuceaban sin sentido. Nadie podía creerse que el mayor de los niños Sung había recibido ese tipo de marcas en el cuello. 

Al comienzo todo parecía iba a quedarse en un silencio pesado, pero terminó con su padre dándole una larga charla sobre lo peligroso de dejarse llevar por momentos banales como el sexo y que tenía que regresar al camino del bien. Su madre estuvo de acuerdo, indicando que si había sido obligado, lo mejor era poner una denuncia. Hanbin rechazó sus locas ideas y terminó su desayuno antes de salir de casa sin decir una palabra al respecto.

"¿Entonces ya no...ya no?" Matthew parecía querer preguntarle con los ojos. Hanbin sabía a que se refería. Era graciosa la timidez de su amigo.

"¿Soy virgen?" el fuerte shh que salió de los labios de Seok le causó gracia. Las mejillas de manzana de Matthew bañadas de un rojo intenso. "Todavía lo soy, pero me divertí un poco ayer"

"De verdad no quiero saber con quién estas metiéndote, esos chupones no los deja un adolescente inexperto"

"Estoy con—" Matthew vuelve a callarlo antes de salir corriendo a su asiento, lo más lejos de él posible. Hanbin nunca se había divertido a costa de la timidez de Matthew en toda su vida.

Deja caer su bolso al suelo y se sienta. Revisa su teléfono y se da cuenta que no ha conseguido el número de Zhang. Quizás el orden correcto de las cosas era compartir mensajes y luego encuentros íntimos... Hanbin había alterado ese orden. 

Apaga su teléfono cuando un mensaje de su madre aparece en la barra de notificaciones. Solo alcanza a leer un ¨Hijo, tú padre y yo estamos preocu...¨. No necesita sus biblias educacionales tan temprano.

A la salida, un auto bastante conocido llama su atención

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A la salida, un auto bastante conocido llama su atención. Hanbin se acerca con paso lento mientras se despide de un Seok que no entiende a donde va su mejor amigo y por qué no es a la estación de autobuses. Lo ve subirse a un auto lujoso de vidrios polarizados y se recuerda que entre menos sepa, mejor.

"¿Ahora me vienes a recoger? Eso sí que es romántico" Hanbin abrocha el cinturón y deja su mochila en el asiento trasero. Hao no responde a su comentario, pero pone el auto en marcha.

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