Capitulo 1

213 10 0
                                    

El sol de la mañana apenas se asomaba por el horizonte, tiñendo de un tenue naranja las calles de Konoha. Sin embargo, había un suceso que enmarcaba una oscuridad un tanto intangible, en medio del ambiente y en el corazón de sus habitantes. El rencor y la ira se respiraban en el aire, espeso como la niebla que se resistía a disiparse. Todo esto es un asco, por más que trabajamos arando la tierra no logramos tener los productos que teníamos antes de que ese maldito zorro apareciera, no es justo, se podían escuchar palabras y frases de ese estilo mientras los aldeanos trabajaban en las cosechas y arando. Naruto, un niño de apenas seis años, caminaba cabizbajo por las calles empedradas. Su pequeño cuerpo, aún marcado por los golpes y magulladuras del día anterior, era un reflejo del tormento que habitaba en su interior. No comprendía el odio que le profesaban sus vecinos. ¿Que había hecho para merecer tal crueldad?. Me duelen mis manos, me duelen mis piernas, me duele un poco la espalda, creo que me duele todo el cuerpo, no logró entender ¿qué es lo que hice mal?, se preguntaba el niño que comenzaba a sollozar, saliendo poco a poco lágrimas desde sus ojos que dejaban ver su cara con suciedad. De pronto un sonido lo interrumpió, era su estómago, a pesar de tener dinero para comprar, nadie quería venderle cosas. Solo espero hoy poder conseguir algo de comida, dijo el peli rubio. Camino todo el día en busca de comida, incluso desde los basureros lo echaban, no le quedaba más alternativa que hacer lo que menos quería hacer, robar. Se escabullo donde sembraban las cosechas, sabía que en ese lugar estaban las personas que más lo odiaban, pero con la cantidad de hambre que tenía no le quedaba más opción que adentrarse en ese lugar. Paso unos alambrados, cortándolos con unos alicates y comenzaría a sacar maíz. Del hambre que tenía comenzó a comer en ese mismo lugar, pero unas personas lograron divisarlo. ¡Maldito zorro!, gritó un aldeano, arrojándole una piedra que rozó su mejilla. ¡Es por tú culpa que la aldea está en ruinas!, vociferó otro, lanzándole una mirada cargada de despreció. Naruto corrió, saliendo por la pequeña abertura que había hecho, sin embargo los aldeanos comenzaron a perseguirlo de todas formas. Naruto corrió, tratando de escapar de la turba enfurecida. Sus pies, que a pesar de que eran ligeros, le dolían, el dolor en su cuerpo no le hizo darse cuenta que se dirigía a un callejón estrecho y sin salida. Los aldeanos, cegados por su ira, lo perseguían sin descanso, como si de una bestia salvaje se tratase. ¿Por qué me odian?, se preguntó Naruto, con lágrimas brotando de sus ojos color zafiro. ¿Qué he hecho yo?. Los aldeanos lo rodeaban, sus rostros se verían distorsionados por la furia. Naruto se encogió en el suelo, cubriendo su cabeza con los brazos, esperando a que comenzaran la lluvia de golpes que no se tardó en comenzar. De repente, una persona que no era parte de aquella aldea, pero que parecía que estaba de paso vería la escena y sentiría un poder especial en Naruto, se acercaría a la turba enfurecida y comenzaría a correr a todos los aldeanos interponiéndose entre ellos y Naruto. El era Jigen, un hombre de mirada penetrante y un aura misteriosa con diversas marcas en su cuerpo. Dejenlo en paz, ordenó Jigen con una voz grave que resonó en el callejón. Los aldeanos, sorprendidos por la inesperada intervención, se miraron entre sí, dudando. ¡Este demonio no merece piedad!, gritó uno de ellos, envalentonado por la presencia de sus compañeros, sin embargo Jigen le daría un golpe que lo haría chocar contra la pared dejándolo aterrado. Seguido de ello, dirigió una mirada fulminante a los demás aldeanos, silenciandolos al instante. Un escalofrío recorrió la espalda de los presentes, intuyendo que no era un hombre con el que se debía jugar. He dicho que lo dejen en paz, repitió Jigen, esta vez con un tono amenazante. Sin más que decir, Jigen tomó a Naruto de la mano y lo alejó del callejón, dejando a los aldeanos atónitos y confundidos. Naruto, aún tembloroso por la experiencia, miró a Jigen con una mezcla de miedo y agradecimiento. ¿Quién eres?, preguntó con voz temblorosa. Soy Jigen, respondió con un tono seco. Yo te puedo proteger, pero además de eso, puedo hacer que tú solo te puedas defender, si quisieras, claro. Naruto no sabía qué pensar. Por un lado, Jigen lo había salvado de una muerte segura. Por otro lado, algo en su interior le advertía que no debía confiar completamente en él. ¿Por qué me has ayudado?, preguntó Naruto todavía desconfiado. Nadie debería golpear a un niño, en especial cuando no ha hecho nada malo, eres especial y está claro que sienten envidia de tí, respondió Jigen con una sonrisa enigmática. Yo podría hacer que te conviertas en alguien sumamente poderoso, para que nadie te vuelva a golpear de la forma que lo han hecho hasta el día de hoy, tienes un gran potencial pequeño, pero solo lo podrás despertar si te vas conmigo, dijo Jigen. Las palabras de Jigen resonaron en la mente de Naruto, sembrando una semilla de esperanza en su corazón, desde que tenía memoria era golpeado, tenía que comer comida de la basura o robarla como en esta ocasión, nada le haría más feliz que ser tratado con respeto por las demás personas. Tal vez, solo tal vez, este misterioso hombre podría ser la clave para escapar del odio que lo perseguía y encontrar su lugar en el mundo. No lo sé, dijo Naruto, con la mirada clavada en el suelo. Pero estoy dispuesto a intentarlo. Jigen sonrió con satisfacción. Esa es la respuesta que esperaba, ve a buscar todas tus cosas, lleva todo lo necesario, te estare esperando a las afueras de la aldea, per rápido, si se llegasen a enterar de que iras de la aldea, creeme que ninjas vendrían a buscarte a tí y quizás, tal vez en ese momento te maten, así que apresúrate, dijo Jigen. Naruto creyó en todas las palabras que Jigen le dijo, y como si tuviera una venda en sus ojos al no dudar en ningún momento de lo dicho fue a buscar todas sus cosas. Tenía una mochila bastante vieja y antigua que supuestamente eran de sus padres a quienes jamás conoció, la tomó y comenzó a echar todo lo que tenía, una vez terminó se dirigió corriendo a la salida de la aldea de Konoha, donde lo estaría esperando Jigen, arriba de un árbol para que nadie sospechara de él. Al ver llegar al rubio bajaría del árbol para decirle. Bien, parece que estás determinado a volverte más fuerte, tanto así que no lo pensaste tanto en irte de esa aldea, dijo Jigen. Vamos, dijo Jigen comenzando a caminar, pero de la nada un ninja, pelo blanco con una máscara de animal, denotando que era de Anbu de raíz aparecería. ¿Dónde crees que te llevas al niño zorro?, He tenido la misión de vigilarlo desde que nació, así que no te lo llevarás, dijo el ninja. Naruto detrás de Jigen se asustó, pensando que hasta ahí habría llegado todo. ¿Así que lo vigilabas mientras lo golpeaban?, respondió Jigen. ¿Porque crees que jamás se murió cuando le daban palizas?, todo este tiempo lo estuve vigilando, ese era mi deber, observar que no se muriera, después de todo esas eran mis órdenes, dijo el ninja que se abalanzaba contra Jigen con un kunai en su mano. Naruto cerraría sus ojos, pero Jigen podría fierros en las manos y piernas de aquel ninja sorprendiendolo, dejándolo atónito. Bueno, al parecer fracasaste en tú misión, porque me iré en estos momentos con el muchacho, suerte quitandote esas cosas, dijo Jigen. El ninja habría perdido la conciencia por al menos treinta minutos, de los cuales Jigen con Naruto habrían aprovechado para avanzar rápidamente. Cuando el ninja despertó, vio que sus muñecas y dedos no estarían dañadas, hizo unas poses de mano independientes en cada una para hacer una invocación, apareciendo un ave, esta ave daría un fuerte grito en tono de sirena alertando a todos los ninjas de la aldea que el zorro de las nueve colas había sido raptado, al menos todos los anbus habrían entendido el mensaje, Por otro lado Iruzen Sarutobi enfadado le preguntaría a Danzo. ¿Qué es ese molesto sonido?. Dile a tus mejores ninjas que busquen al zorro de nueve colas, lo han raptado, dijo en voz seca Danzo. ¿Qué?, cómo es posible, preguntó Hiruzen. Envie a un ninja de anbu para que lo siguiera, esa alarma nos alerta de que alguien lo intento robar, y ¿sabes que eso significa verdad?. Mierda, dijo Hiruzen saliendo enojado del lugar, eso significaba que si las demás aldeas se llegaban a enterar que no tenían al zorro, creerían que tendrían menor poder militar y atacarían. Mandaría a sus mejores hombres. Jigen, escuchando la alarma pensaría que ir a ese paso tan lento con el mocoso sería malo, en algún momento los podrían encontrar, por lo que usó sus reservas de chakra para abrir una brecha temporal. Pasa por ahí pequeño, descuida, eso nos sacará más rápido de aquí, dijo Jigen. Naruto asintió pasando por ese lugar y detrás del iría Jigen y así ambos se irían bastante lejos, donde los ninjas no podrían encontrarlos. 

¿Qué hubiera pasado si Naruto tenía el Karma cuando era niño?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora