Prólogo

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Dicen que nunca hay que fiarse de las apariencias porque hasta una una sonrisa inocente o una cara angelical son las primeras en clavarte un puñal en la espalda y todos lo aprendemos a la mala y yo no fui una excepción.
Esto es un secreto entre vos y yo lector, esta historia tiene que quedar entre estas paginas y cuidado a quien se lo vas a contar.

LycanthropusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora