• Descubriendo la verdad •

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— Entonces...—  dudo un poco antes de hablar.— ¿Realmente sales con Yūji por qué te gusta?— cuestionaba sin cuidado la mujer de largos y lacios cabellos celestes, notando la presencia de alguien a pocos metros de ellos.

— Por supuesto que no.— respondió entre risas él albino, mostrando poca preocupación ante sus palabras.

— Te ves más feliz de lo normal cuando estás con él.— exponía, sonriendo ampliamente.

Ambos mayores platicaban en el jardín de la preparatoria, esperando que su próxima misión llegará en manos de Ijichi, no tenían nada mejor que hacer... excepto hablar de cosas banales y sin sentido, hasta que ese tema salió a flote gracias a la fémina.

— Se le llama actuación, mi querida Mei Mei nada es real con respecto a esa relación.— ese tono divertido no se iba.

Aprovechaba la oportunidad para liberar un poco su mente.

— ¿Y por qué aceptaste? ¿Sabes qué Yūji realmente esta muy ilusionado?— cuestionaba con duda, percatándose que el chico de cabellos rosados se ocultaba detrás de un arbusto para seguir oyendo su conversación.

Se encontraba de camino a los dormitorios, cuando a lo lejos vio esa mata de cabellos blanquecinos que tanto adoraba tocar, curiosos por saber lo que hacía, quiso acercarse un poco para saludar primero.

La fémina desconocía si Satoru se había daba cuenta de ello, lo estaba ignorando o no le importaba en lo absoluto, ya que se veía bastante tranquilo.

— No pensaba hacerlo... pero su hermano mayor insistió mucho y aunque me paga una miseria para continuar con la farsa, es divertido ver cómo se esfuerza por mantener feliz a su hermano.— se burlaba sin cuidado.— A mi no me interesa si Yūji esta feliz o no, sólo estoy haciendo los últimos meses de su vida menos lamentables...— explicaba.— Yaga también me lo pidió... no, quiero decir, me exigió no dejarlo solo hasta que ese momento llegue.— dijo ahora con más tranquilidad.

— Eso quiere decir...— se detuvo a mitad de su frase.

— Ya establecieron la fecha para su ejecución...— chasqueo la lengua.— Y no sabes cuánto espero que llegue ese día para quitármelo de encima de una vez por todas.— suspiro cansado, dejando que su cabeza cayera un poco hacía atrás.

— Vaya... es una verdadera lastima que las cosas se pongan difíciles a estás alturas...— se reía. 

Estaba a punto de observar un pequeño espectáculo, que a sus ojos era lo más divertido que podría haber en ese momento tan aburrido.

— ¿De qué hablas?— el peli blanco no entendía, hasta que esa voz detrás de ellos se escuchó.

Obligándole a retomar su posición inicial.

— Gojō-sensei...— entre lágrimas, Yūji sujetaba con fuerza las prendas que conformaban su uniforme.

Sobraba decir que escucho todo y; aunque estaba sorprendido, tras conocer la verdadera personalidad del albino sabía que no sería difícil que eso ocurriese de verdad. De hecho, tras escuchar algunos rumores desagradables sobre el más alto, se preguntaba cuando sería el momento en que le hiciera algo así. 

Incluso si quería confiar en su palabra, una espina clavada en su corazón mantenía viva la preocupación.

— Yūji...— llamó por su nombre.— ¿Qué estás haciendo aquí?— se puso de pie, girando su cuerpo para verlo mejor.— ¿No tenias una misión?— cuestionó, pero no hubo respuesta.

Su mente se lleno de una espesa nube negra que le impedía pensar con claridad, necesitaba una solución antes de que todo se le saliera de las manos y el menor delante de él hiciera todo un alboroto por lo que acababa de oír. 

Maldíceme [GoYuu] [UA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora