Los rayos del sol de la tarde se cuelan por el ventanal dándome directamente sobre el rostro. Abro los ojos con dificultad y llevo una de mis manos a cubrirlos. Me incorporo en la cama con la molestia de quien se despierta bruscamente y giro la cabeza hacia donde se encuentra mi celular el cual está al lado de mi almohada. Tiene la pantalla encendida y lo levanto para revisarlo, tengo al menos cinco llamadas perdidas de un número no registrado.
No debe de ser un asunto de los laboratorios ya que tengo los número de Erika y Kamado registrados, además que cada vez que me contactan nunca es a este celular. Sea lo que sea no debe ser tan importante como para que me preocupe por ello.Coloco los pies en el suelo solo para toparme con el lomo de Heracles que estaba durmiendo junto a mi cama. Me coloco unos leggins negros y salgo de la habitación hacia el corredor para llegar a la sala donde Evans se encuentra sentada revisando la mutación del virus en la pantalla de silicona y la deja a un lado cuando termina. Se recuesta al sofá y suelta un suspiro.
-Despertaste bella durmiente -cambia su expresión cuando me ve- tenía miedo de que te momificaras si seguías durmiendo.
-¿Qué hora es?
-Las cinco de la tarde -prácticamente me pasé el día durmiendo. Bueno, lo necesitaba.
-Tengo hambre -suelto.
-Hay galletas en la alacena.
No lo pienso dos veces a la hora de ir hacia allá y tomar las que encuentre, me siento en el sofá con las piernas cruzadas a devorarlas una por una.
-¡Uy! Tengo que enseñarte lo que he comprado -se levanta corriendo y la observo perderse hacia su habitación. No tarda en regresar con una caja de madera grande y una de cartón más pequeña y delgada pero no menos larga y las coloca a ambas en el sofá para sentarse frente a ellas y empezar a mostrarme.
-Esta es para tí -dice ofreciéndome la de cartón la cual destapo.
Levanto con cuidado su contenido.
-¿A que esperabas algo con un unicornio?Lo ví y no pude evitar pensar en lo bien que te quedaría así que no admito un "no" por respuesta.
Observo con detenimiento el vestido rojo vino que a pesar de sostener en alto no logro sacar por completo. Es de tirantes, con una gran aventura en el escote y dos en los laterales para las piernas. Una prenda elegante y hermosa que haría resaltar a quien la llevase.
-Es precioso pero...
-Nada de peros -evita que replique -siempre que debemos ir a un evento o algo o vas con la bata o vas con smoking. La próxima vez que vayamos a algún evento te lo vas a poner.
Dato curioso, es imposible discutir con Beatrix.
-Gracias Trixy.
Me sonríe.
-Y esto es para Sammy -continúa y me acerca la caja de madera negra pulida con las iniciales SW, con una manija de plata encima con la que se abre y pequeñas manijas iguales a los costados- El regalo de la tía Beatrix.
La miro intrigada y levanto la tapa con la manija y a medida que veo lo que contiene comienzo a desplegar los demás compartimientos emocionada. Es un pequeño kit de científica con las herramientas y utensilios adaptados al tamaño de lo que una niña podría utilizar.
-Es... increíble -continúo tomando las pequeñas cosas en mis manos- va a enloquecer cuando lo vea.
-Como se acerca navidad pensé en preparar el regalo con anticipación y recordé que siempre dice que de grande va a ser científica como tú -añade.
-Se te da genial esto de ser tía.
-Lo sé, mi placa debería de decir Beatrix Evans especialista en bioquímica y robótica de medio tiempo y tía genial de tiempo completo.
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Las alas del cuervo
Science Fiction¿Qué son las consecuencias?Un hecho que se deriva de otro. Los creyentes lo llaman castigo, las almas libres le llaman karma y los científicos lo llaman tercera ley de Newton. Independientemente de cuál sea el nombre con el que se les conoce Wright...