"Y ahora es su momento, deben ser fuertes para segur adelante y sensibles para saber elegir lo correcto, error trás error aprenderán a llegar a su felicidad, construida por sus decisiones" Con esa frase fue que termino la ultima clase del curso en la preparatoria. A mis 19 años me asustaba pensar en un futuro, en una universidad.
-Mel, ¿Nos vamos?- aturdida por mis pensamientos dirigí la mirada a la dulce voz que me había hablado. Y ese era Alex, mi novio.
-Claro, perdón me perdí en mis pensamientos- tomé mi bolso con cuadernos -A veces me pierdo en lo que pienso- sonreía mientras terminaba de guardar lo que había en mi mesa.
-Sabes eso ya lo sabía- Ambos reímos mientras el se ofreció a cargar mi bolso. -Dejame ayudarte, las damas no deben de cargar cosas pesadas- sonrió mientras me daba un dulce beso.
Sonreí mientras tomaba su mano -Y digame señor caballeroso, ¿Ya tiene con quien ir al baile de graduación?, Sería una pena que faltara un día para la graduación y usted aún no haya aceptado ninguna invitación de sus seguidoras desesperadas- Reí mientras caminabamos hacía el estacionamiento.
Debo admitir que soy afortunada, Alexander es el capitán del equipo de soccer y todas las chicas morian por el, mientrás que yo sólo soy una chica común, amante de arte, pero nada popular comparado con el.
-Pues aún no tengo pareja, porque la única chica en la que estoy interesado me ignora- sonrío deteniendose en frente de mi auto.
-Que torpe chica, no entiendo como puede ignorar a un chico tan guapo y atento como tú- Reí alegremente mientrás buscaba las llaves.
-Así es, pero aún así la amo- su mano retiró un mechón de cabello que tenía en la cara -Y es más hermosa cuando sonrié- Lentamente acercó sus labios a los mios.
-Tal vez no deberías de besarme, tu chica se pondrá furiosa si se entera- Ambos reimos -Sabes, tal vez ella es muy timida y no sabe como invitarte al baile-
Rió suavemente -No pido demasiado, me conformo con que me lleve a casa-
Miré al suelo y después me pare de puntitas para poder besarlo, pasando mis brazos por su cuello, sintiendo como sus brazos abrazaban mi cintura. Era perfecto, sus besos me dejaban sin respiración, eran adictivos, eran dulces, eran hermosos como el.
-Espero que ese sea un sí, porque no creo que haya otra invitación- Reí después de volver al suelo.
-Tal vez deba pensarlo, porque no me ha quedado muy clara la propuesta- sonrió mientras yo golpée su brazo.
-Eres un tonto- Volví a besarlo -Pero así Te Amo- Lo miré sonrojada.
Ambos reiamos, era un momento perfecto, disfrutando el amor que uno sentía por el otro, simplemente me hacía feliz. Después de un cálido abrazo lo miré -Debemos irnos, aún tengo miles de cosas que hacer y se hará tarde- Sonreí
-Te llamo en la tarde, entrenaré hasta tarde pero tal vez podemos ir a cenar- sonrió mientras abría la puerta del auto y metiendo mi bolso.
-Si, después vemos que hacer, mientrás debemos huir de aquí- Asentí.
-Está bien, a proposito, creo que acepto tu invitación- Reimos juntos.
-Me alegro, me haces tan feliz- nos besamos.
Después del beso subí al auto mientrás el caminaba al suyo, metí reversa y salí del estacionamiento. Fue un trayecto corto a casa, hoy no había tráfico lo cual me sorprendió. Al llegar a casa me percaté que no había nadie. Me dirigí a mi habitación en busca de dinero, tenía que buscar el vestido perfecto para mi graduación y sólo contaba con 4 horas para encontrarlo.
