Urano: Son unos diamantes, ¿que puede salir mal?

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—Señorita —dice una chica de los escuadrones más bajos, morena con el cabello hasta el hombro —, su padre solicita su presencia. 

No me molesto en voltear cuando siento sus pasos alejarse, para caminar directo a su asquerosa oficina y repasarla al completo con la mirada, algo que aprendes con los años de experiencia en el rubro de “Nunca bajes la puta guardia o no confíes ni en tu endemoniada familia”. 

Odiaba las oficinas de Orión, eran un asco en cuanto a decoración, olian a cuero viejo y parecen del viejo oeste, como si fuera uno de estos vaqueros. Pero era util para los negocios que si eran legales, ocultaban muy bien que habia un arma en cada espacio y lo mejor, estaba en medio de la ciudad, por lo que la gente, ni muerta pensaria que se esconde un capo de la mafia.

Dorian, como siempre, sentado en uno de los míseros rincones de la oficina, al lado de mi padre. No se molestó en mirarme, pero sabe que estoy aquí, siempre sabe donde meto las patas. 

—¿Las ganancias del cargamento pasado? —pregunto sin más. Me escucha, se voltea y me mira directo a los ojos con la más fría de las señales. 

 —Ganamos el triple —corta 

Lo bueno de algunos robos, los más grandes, era el buen dineral que sacamos de allí. No solo lo robado, sino en las grandes estafas que podrías lograr con las personas que frecuentaban esos lugares costosos. En este caso, era Dorian a quien le apasionaban esos puntos, elegancia suprema, rodeado de lujos con una identidad que mañana cambiaría, desaparecería en las sombras sin ser recordado, eso le apasionaba. 

—Urano —aparece mi padre tan alegre como su propia hipocresía —, te necesito para un nuevo trabajo 

¡Qué puta novedad!

—Señor —carraspea un hombre desde la puerta. No es capaz de levantar la mirada hacia nosotros. Nos teme. Qué alegría —, una Moira está… le espera en la sala 24. Se ve que es importante. 

Que carajos papá, ahora no contratas gente sin miedo, o que al menos levanten la puta cabeza

—Necesito que compres un vestido para el sábado, viste presentable. Recuperamos los diamantes en dos días, y no necesito fallos  —corta antes de arrastrarse junto al informante.

Tipico de Orión, tiene todo el tiempo del mundo para quienes anhelan su cabeza e un palo, pero nada de tiempo para sus hijitos queridos, gracias al cielo que no.

—¿Algo que agregar, señor perfecto? —digo a Dorian en busca de más información a la par que Orión se desliza por la puerta como la cucaracha que es. 

—Orión hizo un trato con Asht: él le entrega los diamantes y se queda con el 25%. Asht pidió que el intercambio fuera en su bar, y tu padre exigió que fuera hecho por sus hijas —su tranquilidad era impresionante, incluso para mi. 

—¿Debo degollar a la hijita de Asht? —digo con entusiasmo —Esto se pone cada vez mejor. 

La idea no me desagrada, es muy tentadora a mi humilde parecer. La chica debe ser una pija creida, sin neuronas vivas por el caro barniz de uñas.

La asustaria hasta con una cucaracha,aunque apuesto que nunca ha visto una y le de pena y se ponga a llorar.

—No. Matarla es una guerra asegurada. No correremos riesgos estúpidos por tu inmadura sed de sangre —ahora apoyaba ambas manos sobre el escritorio, perforandome con su oscura mirada felina. 

Con las manos en jarras, la pose ideal para que vea el arma que cargo en el cinto. No pensaba que esto se quedara así, no cuando aquí quien manda soy yo, la hija del lider, Urano Antrok

—Te recuerdo que fuiste tú quien me dijo que jalara el gatillo la primera vez 

Ríe con ironía. Ni por un segundo, le permitire olvidar que fue Dorian quien me enseñó a disparar a sangre fría, sin pensarlo. 

—Quien quita una vida tiene dos opciones, Urano: recupera la vida que perdió por esa persona, o se siente tan miserable que vuelve a matar. Caer en la segunda solo implica falta de inteligencia, algo que, para tu suerte, no careces. 

 —No pienso fallar, Dorian

—Orión confía en ti

Por poco me pongo a reír 

—Es recoger unos diamantes, ¿Qué puta mierda puede salir mal? 

¡A la mierda con las balas!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora