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¿Qué se puede decir de Yoongi Cetti?

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¿Qué se puede decir de Yoongi Cetti?

La vida le sabe insípida en su boca, vive el día a día y su tan esperada muerte se va aplazando por un único motivo que se encuentra en casa, muy probablemente, jugando con su madre y sin esperar su llegada porque él mismo se ha encargado de que esa pequeña niña nunca anhele, ni mucho espere la llegada de alguien que puede no volver.

Es triste y lamentable, hay noches en las que no duerme por eso, pero no hay más que pueda hacer en esos momentos.

¿Redimirse? ¿Arrepentirse? No cree que el arrepentimiento exista para personas como él, que cavaron su propia tumba con sus manos, ni va en contra de lo que dicta la iglesia a la que dejó de asistir desde dejar Florencia y hasta desobedecer a sus padres cuando se libró de su yugo, o más bien, cuando lo regalaron a la merced de otros que solo buscan aprovecharse de él.

A veces, se siente como una títere, como aquellos que los bufones en ocasiones usan para entretener a las personas en la plaza. Siente las risas hacia su persona, siente el señalamiento; sin embargo, ya no hay nada que pueda hacer para cambiarlo.

Cree que, como último, lo único que tiene derecho a tener, es el derecho de pedir perdón. Perdón a quien sea.

Estar enfermo le ha quitado todo ánimo de vivir.

Morirá, lo sabe y lo sabía desde que tomó consciencia de sí mismo. La muerte inminente es inevitable, no entendió cuando se sintió tan asustado al divisar las primeras llagas que aparecieron en su cuerpo y el dolor de los sarpullidos en su piel lo cegaron como si estuviese cayendo en un abismo de perdición eterna.

De todas maneras, ese habría sido su destino.

Entonces, ¿por qué le asusta estar enfermo?

Muchas veces imaginó su muerte con el tipo de vida que mantiene, por un accidente en la carretera, por un choque de la embarcación en la que va de una región a otra, por manos de una mala persona que solo busca arrebatar las pertenencias de otros... Mil y un escenarios son altamente posibles. Hasta pensó que, si tiene suerte, morirá en la vejez, en su cama cálida y con un cuenco de arroz crudo a su lado para disfrutar un último placer antes de lo inevitable.

Ahora tiene miedo que, en un par de años, aquello llegue como una falla en sus órganos espontánea mientras vive el día.

Y, lo peor, sufrir hasta que eso llegue.

Qué mierda.

¿El perdón hará que deje de pesar el corazón?

Su corazón se encuentra en Florencia como última medida desesperada a no desistir.

Porque contar lo que sucede a su cuerpo no es una opción.

Porque contar lo que sucede a su cuerpo no es una opción

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Bella Enfermedad. | myg | jhs |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora