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Los brazos fuertes de Enzo sostenían la pequeña cintura de Matias.

sus músculos se contraían en cada apretón que el chico daba al igual que en cada movimiento que Matias hacía, los dos entre sueños.

Era invierno, el clima era insoportablemente frío y el cálido y rico olor al chocolate se sentía en cada parte.

Al igual que el calor corporal de los dos chicos, quienes no se habían separado ni un día desde que cayó la primera nevada.

Enzo había dormido estos días en el departamento de Matias, y los dos habían pasado tiempo juntos, entre sonrisas tímidas y sexo no tan tímido.

Tal vez era la tenue preocupación
de Enzo por Matias, pues ver que el castaño había vuelto a fumar no le parecía nada gracioso.

— ¿Volviste a fumar? ¿Desde cuando? —El mayor noto como los hombros del chico frente a el se tensaban.

Seguramente no estaba en sus planes que Enzo lo hallara fumando, se suponía que estaba en la tienda haciendo unas compras que necesitaban y demoraría lo suficiente para que la ansiedad que llegó a el ese día se redujera un poco.

—Mmh... —en realidad no sabía que decir. — Bueno, hace unos meses la ansiedad volvió así que...
Ya sabes, tengo que pararla con
algo —respondió, dando la vuelta con lentitud, no sin antes apagar y botar el cigarrillo por la ventana.

Y en ese momento deseo no haberlo hecho, los ojos de Enzo transmitían dos cosas: decepción y preocupación.

El corazón de Matias se arrugó y sus dientes atraparon sus labios fuertemente, el apretón en su corazón era insoportable, tanto que tuvo que apartar la mirada de la pelinegra.

Tenía vergüenza, vergüenza de volver a caer en lo mismo y vergüenza de que Enzo lo viera.

Sintió los pasos ajenos acercarse, después las suaves manos ajenas levantar su rostro y por último los húmedos labios estrellar contra los suyos.

Enzo se fundió en la lengua de ambos, creando un sabor poco descriptivo pero que los dos disfrutaban, y en pocos minutos se volvió un poco salado, consecuencia de las lágrimas que los ojos apagados de Matias soltaban en medio del beso.

—Lo siento... —Matias dejó salir un susurro ahogado.

—Shh... — volvió a juntar sus labios.

Este beso era mucho más, era una demostración de disculpas.

Enzo sentía haberlo dejado solo y Matias sentía haberlo dejado ir.

¿Ex? - Matias Recalt x Enzo VogrincicWhere stories live. Discover now